Estamos inmersos en una cultura que recurre a la violencia porque no logramos regular nuestras emociones: Karla Cervantes Bazán, profesora de la Facultad de Psicología

 

La violencia escolar es un reflejo más de la descomposición del tejido social y urge que los adultos promovamos la tolerancia, el respeto, la diversidad, sobre todo, que comprendamos y enseñemos que no es legítimo defender los derechos a golpes, maltratando, excluyendo, afirmó Lorena Irazuma García Miranda, de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza.

“Todos somos responsables de tener una sociedad libre de violencia”, añadió con motivo del Día Internacional contra el Bullying o Acoso Escolar (que se conmemora el 2 de mayo).

Dijo que hay quienes señalan a la escuela como la responsable de esta problemática, pero en la mayoría de los casos, los alumnos reproducen en las aulas los patrones de maltrato y dominación que sufren en otros espacios. “Los agresores aprenden a serlo en alguna parte, imitan estilos de convivencia”.

En tanto, Karla Cervantes Bazán, profesora de la Facultad de Psicología, llamó a los adultos a romper con discursos y prácticas que normalizan la violencia y analizar la propia regulación emocional, cómo resolvemos los problemas. “Estamos inmersos en una cultura que recurre a la violencia porque no logramos regular nuestras emociones”.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022, en México había 11.7 millones de personas de 12 a 17 años que asistían a la escuela. De ellos, 28 % (3.3 millones de estudiantes) señalaron haber sido víctimas de acoso escolar en los últimos 12 meses).

El 55.9 % indicó haber sufrido burlas o apodos que no le gustan u ofenden; un 16.8 % reportó que lo han obligado a hacer algo que no quiere y un 29.1 % refirió que le han pegado, empujado o amenazado.

También, 17.8 % expresó que le han hecho bullying por no tener celular, tablet o videojuego, y un 15.3 % comentó que le han publicado o le han enviado comentarios, fotografías o videos ofensivos.

Las universitarias explicaron que el acoso escolar se refiere a conductas o agresiones reiteradas de uno o un grupo de alumnos contra un tercero; pueden ser físicas, psicológicas con el fin de que la víctima dude de sus capacidades, se sienta inferior.

Hay el riesgo de que se incremente y termine en lesiones mayores. “Lamentablemente, hay ocasiones en que nos damos cuenta de que las y los alumnos eran víctimas de bullying hasta que toman una decisión, por ejemplo, de suicidarse”, afirmó García Miranda.

Atención a víctima y agresor

Los docentes, padres de familia y en general los adultos deben atender tanto a la víctima como al agresor, pues ambos enfrentan situaciones de riesgo, subrayó Cervantes Bazán.

En la mayoría de las ocasiones se apoya a la víctima mientras que al alumno o alumna que ejerce violencia se le suspende, expulsa o segrega. “Muchas veces también la está pasando mal porque proviene de un ambiente de malos tratos, donde se siente amenazado y al llegar a la escuela ejerce poder, para sentirse seguro, a salvo”.

“Tanto víctimas como agresores necesitan trabajar la regulación emocional, aspectos de asertividad y sobre todo, que estén en ambientes en los que se promuevan buenos tratos”, insistió.

Eso implica que los profesores emprendan acciones que permitan a sus alumnos expresarse, promover maneras de llegar a acuerdos, ser mediadores ante conflictos e identificar a quienes están recibiendo algún tipo de agresión y a quienes ejercen violencia, para canalizarlos a instituciones en las que se les dé apoyo psicológico, al igual que a su familia.

En tanto, Lorena Irazuma García coincidió en que los maestros pueden promover la tolerancia, el respeto, la reciprocidad, valorar la diversidad, pues el acoso escolar se da también sobre quien “no ve el mundo de la misma manera que tú”.

Desde las aulas, agregó, se debe enfatizar que la diversidad enriquece, que podemos convivir, respetar y aprender del otro.

 

FUENTE: UNAM

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