Rolando Herrera                                  

Agencia Reforma

 

Acapulco, México 4 octubre 2024.- El huracán «Otis», que golpeó el puerto hace casi un año, tiró una parte del muro de contención de la Carretera Escénica que nunca fue reparado, y ahora las lluvias de «John» se llevaron un pedazo de carril que fue a dar al patio de una casa de Puerto Marqués, localidad de Acapulco.

 

 Gustavo Romero, de 80 años, quien con pala en mano intenta desenterrar una de sus camionetas, dice que en el último año dieron aviso 11 veces a las autoridades del peligro que representaba ese voladero y nadie les hizo caso.

 

 «Con Otis se rompió un retén de la Carretera Escénica y no lo arreglaron, entonces vinieron estas otras lluvias y empezó a caer el agua, cortó el cerro y se vino para abajo», indica.

 

 El 25 de octubre de 2023, «Otis» entró a Acapulco como huracán categoría 5, con vientos sostenidos de 270 kilómetros por hora, y debido a su fuerza destruyó parte del muro y el terraplén de la carretera que conecta la Zona Dorada de Acapulco con Diamante y el Aeropuerto.

 

 La casa de Romero está en la ladera de la vía, en el número 6 de la Calle Miguel Alemán; el lugar en el que ha vivido 25 años y donde el pasado 24 septiembre vio cómo una cascada de lodo cayó sobre su patio, destrozó una habitación y semi enterró sus automóviles.

 

 «Aquí hay un pedazo de concreto de la carretera, allá hay otro, este es un pedazo de muro, allá arriba quedó colgando un pedazo de poste», describe Cristina Macedonio, nieta de Romero.

 

 La Carretera Escénica es una de las vías afectadas por el paso de «John» que, aunque entró como categoría 3, dejó intensas lluvias que reblandecieron los suelos y provocaron deslaves y colapsos en distintas vías.

 

 El lunes pasado, tras encabezar una reunión en la 12 Región Naval, la Presidenta Claudia Sheibaum informó que había instruido al Secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, Jesús Esteva, restablecer los caminos cuanto antes.

 

 La Escénica no está interrumpida, pero tiene alrededor de 20 deslaves y dos socavones que no están bien señalizados, pues de noche, informaron taxistas, no están iluminados y alguien puede tener un accidente.

 

 La que sí está rota es la Carretera Federal Acapulco-México, a la altura del kilómetro 21, pues la crecida del Río de la Sabana colapsó el Puente Mendizábal, que había sido afectado por «Otis» y en el cual el Gobierno Federal invirtió 16 millones de pesos en su reparación.

 

 A diferencia de otros desastres similares, en donde el Ejército instala un puente desmontable, en esta ocasión han sido los habitantes quienes han improvisado unos andamios y escaleras telescópicas para cruzar de un lado a otro de la vía.

 

 Al problema de las toneladas de tierra, rocas y fragmentos de carretera en su patio, Gustavo Romero suma el desabasto de agua potable, ya que el líquido, de por sí escaso, dejó de fluir desde el paso «John».

 

 El martes, Sheinbaum también urgió a la Comisión Nacional del Agua restablecer el abasto del líquido. Ayer, la Alcaldesa de Acapulco, Abelina López, informó que se pondrá en funcionamiento una bomba, pero solo cubrirá la parte de la Zona Diamante, el resto de colonias todavía tendrán que esperar.

 

 Sobre la Escénica aún hay escurrimientos; un par de mujeres improvisó lavaderos sobre unas rocas y ayer aprovecharon el agua que caía y se pusieron a tallar la ropa sucia, mientras sus hijos jugaban a orillas de la carretera.

 

 Debajo de la ladera, sobre la calle Miguel Alemán, un vecino usaba el agua encharcada para lavar su automóvil, pues si no hay abasto ni para lo más básico, menos para darle una limpiada a su automóvil.

 

 «Hay que usarla, es lo que hay», dice con resignación.

 

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