Salvador Farfán Infante
Una recaída se define como un regreso a los patrones de comportamiento y pensamiento típicos de la adicción activa, que ya se habían superado (abstinencia) y que conllevan a volver al uso de la sustancia, volviendo al estado anterior a la recuperación. Las recaídas pueden formar parte del proceso de recuperación no teniendo que suponer obligatoriamente un fracaso en el tratamiento, sino un aprendizaje, para que la persona tome conciencia de que hay algo que no está haciendo bien. El abandonar una adicción implica cambiar comportamientos profundamente arraigados por lo que muchas veces, resulta fácil volver a ellos. Habitualmente, el proceso de recaída está formado por decisiones riesgosas que el individuo toma, y que, conectadas unas con otras, construyen la vía de recaída. Estas decisiones llamadas “de riesgo relativo”, parecen poco importantes pero su efecto es acumulativo y van llevando a la persona a un punto imposible de resistir, donde el uso de las drogas será ineludible, ya que los márgenes de susceptibilidad se han sobrepasado.
Cabe destacar que existe una línea imaginaria, frecuentemente conocido como “línea de no retorno” luego de la cual no es posible detener la conducta de búsqueda de sustancias y, por tanto, su uso es inminente. No obstante, en la zona de transición entre la línea de no retorno y el uso la recaída es principalmente conductual, sin que se haya dado aún el uso
Qué síntomas considerar ante pacientes con adicciones por un psicoterapeuta
Entre los síntomas de recaída en adicciones destacan:
- Volver al pensamiento obsesivo con respecto al uso de sustancias.
- Insomnio e intranquilidad, así como pensamientos asociados a la imagen física y el dinero
- Aislamiento o pérdida de contacto con otras personas.
- Aumento de la irritabilidad y/o rencor, sobre todo con su círculo cercano
- Sentimientos de depresión y ansiedad flotantes que no se relacionan obligatoriamente con ningún acontecimiento externo.
- Conducta desafiante en relación al plan de recuperación, que se evidencia en el hecho de que la persona vuelve a lugares de riesgo, contacta con personas relacionadas con el uso.
- Descuidar el plan de recuperación dejando de asistir a reuniones, faltando a las visitas con el terapeuta, incumpliendo el plan de rutina diaria, etc.
- Discusiones frecuentes en el hogar y con la familia.
- Actitud defensiva cuando se habla de su tratamiento y recuperación
La paradoja más evidente en la recaída es que mientras más agudizados están los síntomas señalados previamente, menor es la capacidad de la persona para poder aceptar las críticas/comentarios/sugerencias de las personas que lo rodean.
En este sentido, los estudios científicos sobre adicciones han dejado muy claro que el estrés, los elementos asociados a la experiencia con drogas y la exposición a las mismas son los desencadenantes más comunes de una recaída. Sin embargo, todavía se están desarrollando medicamentos para interferir con estos disparadores a fin de ayudar a los pacientes a mantener la recuperación.