Pedro Peñaloza

“Se pueden hacer muchas cosas con las bayonetas…

menos sentarse encima de ellas”.

Charles Maurice de Talleryand

 

El proceso de transición está en la fase de negociación. A nadie le convienen las fricciones, al menos por el momento. Sheinbaum no podrá elegir libremente a su gabinete sin la opinión de AMLO, aunque éste lo niegue. El presidente es incontrolable.

Ya en octubre la correlación de fuerzas cambiará. Instalada en la presidencia, Claudia sólo tendría, quizá, resistencia por parte de las fuerzas armadas. Ejército y Marina jugarán un papel estratégico y definitorio para el próximo gobierno. López Obrador les dio todo, cargos, espacios, dinero y poder. La cúpula militar no sólo tiene recursos e impunidad, está afianzada en los circuitos del Estado.

La propuesta difundida de García Harfuch como Secretario de Seguridad Pública puede resultar un corto circuito, implicaría compartir decisiones, información y hegemonía. Una cosa fue la presencia de Rosa Icela Rodríguez en la Secretaría, que jugó un papel cosmético, siempre avasallada por los soldados, quienes controlaban toda la estructura, la Guardia Nacional, la estrategia de la seguridad y la relación con el crimen organizado.

Tengamos presente que el sistema de inteligencia de la Secretaría de la Defensa es el mejor equipado y con la más minuciosa información macro y micro, no únicamente de la criminalidad, sino también de los pasos de miembros del gobierno y del conjunto de los actores políticos y sociales del país.

Ya el grupo de hackers “Guacamaya” develó conversaciones, chats de altos mandos y datos personales ilustrativos; seguimientos a medios de comunicación, periodistas, activistas y defensores de derechos humanos con el uso del software Pegasus; así como la salud de López Obrador y el comportamiento de sus familiares; archivos de relaciones de autoridades con criminales, aduanas, fichas de políticos, etcétera.

¿Alguien cree que los militares confiarán toda su información a la nueva presidenta?, ¿acaso van a desmantelar la relación regional y nacional que mantienen con los grupos del narcotráfico y la delincuencia molecular? Claro, se dirá que ahora la titular del ejecutivo será la jefa máxima y le deben lealtad y obediencia. ¿En serio? Lo otro, es que la científica adopte la misma postura que su antecesor.

Si cambian la subordinación entre el ejército y la Secretaría de Seguridad ¿quién encabezará las relaciones con los cárteles?, ¿los militares se harán a un lado y dejarán que Harfuch domine? Veremos si en este tema hay segundo piso de la 4T o se queda el elevador en el mismo lugar, máxime en este rubro estratégico y estructural, con tan desastrosos saldos. Eso lo sabremos pronto.

@pedro_penaloz

 

 

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