Por Edgar Hernández*

 

El grito de “¡Fuera, fuera, fuera!” no es más fuerte que el de “¡Corrupta, corrupta, corrupta!” en contra de la zacatecana cada vez que visita un pueblo, ciudad o colonia.

El repudio de los veracruzanos, particularmente de las veracruzanas contra la zacatecana es generalizado por más que se acusa a Pepe Yunes de estar atrás de todo el tinglado.

Abona al repudio su oriundez, amén del “¡Creo que la señora tiene dinero!”, diría AMLO sin precisar que es dinero mal habido.

Todo sin contar su ignorancia enciclopédica.

Hoy mismo nadie duda que la primaria no se la echó en seis años, que la secundaria la hizo en unos 9 años o 10 años y que la prepa y la Universidad las ganó a base de títulos patito.

Pero si no fuera cierto nuestro atrevimiento y admitiéramos que fueron legales sus estudios queda claro que mínimo reprobó historia o que en sus noches de pesadillas se le aparece José Azueta con fusil en ristre por si los gringos se atrevieran de nuevo a invadirnos.

Pero esas son minucias en un escenario donde busca contender sin empacho por la gubernatura de Veracruz frente a un honesto; de cara a un veracruzano de verdad al que acusa de “chillón” y de “doble moral”.

Sus reclamos los hace sentada en cajas de huevo de millones de pesos fruto de contratos patito del marido que no tiene doble moral, la tiene sencillita, la de un corrupto sin doble cara.

Nahle, ella sí, chilla pero de coraje porque nada le sale.

Trae atravesado entre panza y rabo a Pepe. Ya no sabe cómo librarse de él y eso solo que apenas ha transcurrido el primer round de la pelea que la dejó en estado de coma.

Esta mañana de martes acompañada de mujeres burócratas malhumoradas por ser obligadas a sumarse al reclamo contra Pepe por “Violencia Política de Género” va en busca de un poco de oxígeno para ver si aguanta unos rounds más para comprar a los jueces y ganar por decisión, pero ¡La neta, la neta! es que se ve muy madreada.

Trae parches por toda su generosa humanidad; apenas puede avanzar; lanza golpes a lo loco ya que ninguno acierta a nada y cuando le piden que lance la toalla musita un “¡No, yo puedo!”.

Son coletazos de moribunda.

Le grita a su opositor que es billetudo y un hilillo de sangre corre por la comisura de sus labios por “Dos Bocas”. Lo señala de llorón pero es ella la que anda como Magdalena.

Se mete con la familia del peroteño y la ciudadanía le grita que su hija, que vive en Nuevo León, es premiada con una diputación pluri; que sus sobrinos aumentaron en un mil 300 por cientos sus negocios y fortuna y que sus compadres ya hasta engordaron porque ahora comen con manteca y busca desesperadamente el hombro de su “Ángel de la Guarda”, el Cui, pero el cabrón anda de antro en antro bailando Salsa, de boliche el boliche haciendo chuza con los morenos, encestando canastas ficticias y mirando el eclipse en cajas de zapatos.

El problema de fondo, sin embargo, no es que Nahle sea un cadáver, sino que ya dejó infectados a los chairos que han saqueado a Veracruz los últimos seis años.

El problema es que a Pepe Yunes no le temblará la mano para meter a prisión a Cuitláhuac y secuaces -ninguno de ellos tiene fuero- y la tragedia para ese grupo de pillos es que no les permitirá se vayan cabezones.

Van a tener que ir al vómito negro.

Van a tener que devolver lo robado y compurgar prisión porque en el gobierno de Pepe Yunes no habrá impunidad.

¡Aguas!

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

Instagram
WhatsApp