Línea Caliente

 

Por Edgar Hernández*

 

 

No ha transcurrido aun la primera semana de la campaña en pos de la gubernatura por Veracruz cuando ya asoma el fantasma de la derrota de la zacatecana.

Sus repetidos desatinos, el poco jale con la gente -acarreados incluidos-, una guerra sucia contra Pepe Yunes que no prospera, sus repetidos enojos, desencuentros con sus equiperos, desplantes, el despido de sus asesores y estrategas han dado lugar a una caída en vertical.

En el cuartel de campaña de la Nahle hay desaliento.

No atinan cómo hacer para que su mensaje penetre, que la modulación de su voz mejore, que acepte el tarjeteo para que no tropiece, ni en la historia de nuestros héroes, ni confunda Tlalixcoyan con Tlapacoyan.

Para que no se vaya con la finta de que el héroe José Azueta la fue a saludar luego de cien años de muerto o tropiece al escribir que fue a “Tamiagua”, en lugar de Tamiahua y que todos los días se queje de los “lloriqueos de Pepe” o que pretenda justificar los 50 millones de pesos escriturados en propiedades aduciendo que son “¡Rentadas!”.

Sus asesores ya fueron echados.

El marido José Luis Peña ya no se aparece La gente de Cuitláhuac, salvo el líder de los diputados Juan Javier Gómez Cazarín, con cara de velorio, quedaron fuera y su jefa de prensa se dedica más que a informar a subir “Selfis” de ella misma en desangelados mítines.

El entorno de la fuereña es, a no dudar, un velorio donde no hay llanto, solo coraje e impotencia.

Ya circula el run-run de que no asistirá a los debates con el fuerte opositor Pepe Yunes.

Y haría bien.

Difícilmente podrá dar cuenta y explicar la presunta violencia de género que acusa en contra de su opositor cuando ella misma en entrevistas y discursos ha señalado a su opositor de “¡Vil!; ¡Mentiroso!; ¡Chismoso!; ¡de doble moral!; de que ¡Va a lloriquear a México!”, y cuanta más adjetivación le aconsejan sus brutos cacalovers.

Vaya hasta el colectivo “Brujas del Mar” le corrigieron la plana por el uso del discurso de violencia en razón de género mal aplicado “ya que ella no es la víctima”.

El caso es que todo le sale mal.

No puede evitar ese ostentoso convoy, tampoco retener a la gente ante la ausencia de liderazgo.

 Le es imposible evitar la molestia ante el escaso ánimo ciudadano y sus francotiradores y chayoteros nomás no le aciertan con sus repetidas descalificaciones y difamaciones.

Una vez más, y esta seria la cuarta vez, que el fantasma del cambio de candidato a 50 días de la elección por un sustituto ronda en el escenario moreno.

La misma oposición ruega a Dios para que la dejen.

Que no la cambien. Que no se vaya. Que siga al frente de la candidatura ya que está garantizada la aplastante victoria del opositor Pepe Yunes.

Tiempo al tiempo.

 

 

*Premio Nacional de Periodismo

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