Por Edgar Hernández*

 

Si para Pepe Yunes la máxima prioridad en su decálogo de propuestas es la seguridad pública que garantice la paz social y terminar con las alianzas con el crimen organizado, para la zacatecana Roció Nahle no es tema.

Tampoco será prioridad en su gobierno.

No lo ha sido para López Obrador quien marcó la complicidad con su política de abrazos y no balazos, ni la Sheimbaum representa prioridad alguna, menos para atarantado de Cuitláhuac quien en sus fantasías está cierto que Veracruz es una de las entidades más seguras de la república ¿por qué, entonces, Nahle tendría que enarbolar esa bandera?

¿Combatir a los narcos? ¡Ni en sueños!

Los Carteles son el negocio del siglo y no va a tocarlos ni con el pétalo de una rosa.

En Veracruz son nueve organizaciones criminales las que tienen de rodillas a Veracruz.

Su control cubre las dos terceras partes de los 212 municipios donde el pan de cada día son el cobro de piso, los secuestros exprés, los moches hasta en la venta de tortillas, los porcentajes de las cosechas, el alquiler de tierras a los mismos propietarios y el disponer de la vida y destino de las y los jóvenes, unas para la prostitución, otros para integrarse a los ejércitos delincuenciales.

El Sistema Nacional de Seguridad Pública estima que al menos 140 municipios del norte, centro y sur están controlados por el Cartel de Sinaloa, en disputa con el Jalisco Nueva Generación y en menor medida con los Zetas, el resto de los “cartelitos” -siete más- se reparten plazas periféricas.

En Veracruz los números no mienten.

No hay duda que si Morena continúa en el poder Veracruz quedaría de nuevo atrapado por la delincuencia organizada.

Las amenazas cumplidas de extorsión, secuestros y crímenes en el sur del estado son una realidad. Coatzacoalcos literalmente se vació, la gente salió huyendo.

Y no son hechos aislados, responden a una acción criminal orquestada si no al amparo y complicidad de la autoridad, sí ejecutada en sus narices.

Otro dato:

Los altos índices de criminalidad han ido en crecimiento en la capital del estado.

Arrojan, de acuerdo a cifras entregadas al corte de marzo 2024 por el SNSP, un crecimiento exponencial en las zonas de Macuitepetl, Galaxia, El Haya, Intercolonias, en el fraccionamiento Animas, Xallitic, Los lagos, Zapata, El Arco y Natura por robo de autos, asaltos a mano armada y atracos a casas habitación.

La violencia y robo en las calles ha crecido hasta resultar incontrolable.

Amas de casa, estudiantes, mujeres solas y personas de la tercera edad son despojadas de sus pertenencias con lujo de violencia por encapuchados que se mueven en taxis; bandas criminales recorren las calles acechando gente, delincuentes solitarios se meten en las tiendas de conveniencia y centros comerciales para atracar.

A lo largo y ancho del territorio veracruzano los hechos delincuenciales que más inciden son la tentativa y robo a transeúntes, robo de automóvil, agresiones, drogadicción, personas tiradas en la vía pública, robos a casa habitación y fiestas clandestinas.

Esos es lo común, se ha vuelto parte de la cotidianeidad.

Y no hay que olvidar las masacres de Minatitlán y Coatzacoalcos; regresar a la memoria los cuerpos despedazados encontrados en refrigeradores en Poza Rica, las balaceras entre criminales en pleno centro de Orizaba, los levantamientos y feminicidios y los sospechosos asesinatos políticos ejecutados por los Cárteles.

¿Todavía Eric Cisneros sigue operando el Cartel de Sinaloa según exhibió el CJNG en un comunicado en enero del 2022?

«Mi tío me contactó hace unos meses, reveló el sobrino Eric Roca; me encontraba en el estado de Quintana Roo, me ofreció trabajo, me ofreció 5 millones de pesos para que yo fuera el enlace entre Julián Álvarez Vallejo y Pablo Mendoza, alias El Junior”.

Veracruz está de miedo.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo

@LíneaCalienteEd

 

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