• La diplomacia mexicana hace realidad el lema “mi casa es tu casa”: Gerardo Torres Salcido
  • José Francisco Mejía Flores recordó que durante el siglo XX nuestra nación se constituyó en centro neurálgico, receptivo, de amplia gama de exilios políticos
  • La búsqueda de refugio no es una decisión tomada a la ligera, refirió María Teresa Mercado Pérez

El derecho al asilo es usualmente parte de una tradición, se encuentra arraigado en la diplomacia mexicana y es una garantía fundamental de las personas amenazadas por la violencia política u otras presiones, aseguró el director del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM, Gerardo Torres Salcido.

Al participar en las X Jornadas Internacionales del Exilio Iberoamericano. El exilio y el derecho de asilo en la diplomacia mexicana “Mi casa es tu casa”, organizadas por dicha entidad universitaria y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), indicó:

“Lo que vivimos en América Latina con el retorno de regímenes antidemocráticos y excluyentes ha sido el origen de estas diásporas que en México han tenido una morada. Tenemos un convencimiento de que la diplomacia mexicana justamente hace realidad, con los exiliados y con los asilados, el lema de ‘mi casa es tu casa’”.

En el auditorio del Ex Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, Torres Salcido consideró que el encuentro enseña el alma mexicana del derecho y el reconocimiento del otro a ocupar también los espacios, a compartirlos para conformar uno común con quien requiere ayuda. Además, constituye una muestra de generosidad de la sociedad de México para incorporarlos, integrarlos y enriquecer nuestra propia cultura.

Al hacer uso de la palabra, la subsecretaria de Relaciones Exteriores, María Teresa Mercado Pérez, expresó: a partir de los primeros momentos de México como nación independiente hemos abrazado con firmeza una vocación inquebrantable de asilo a quienes por diversas razones como persecuciones políticas, religiosas, raciales, étnicas o por su orientación sexual o identidad de género, han tenido que abandonar sus tierras de origen.

“Nuestro compromiso con la defensa de los derechos humanos y la protección de los perseguidos se ha expresado a lo largo de nuestra historia, y constituye uno de los pilares fundamentales de nuestra política exterior. La búsqueda de asilo no es una decisión tomada a la ligera, es un acto de desesperación que surge cuando la vida en el país de origen se vuelve insostenible; es entonces cuando el exilio se convierte en la única opción y muchas personas han encontrado en México un refugio seguro”, manifestó.

A su vez, el investigador del CIALC, José Francisco Mejía Flores, dijo que los temas exilio y asilo son parte de las agendas de los gobiernos iberoamericanos porque “un buen segmento de nuestra historia está emanado de un linaje común”.

Si bien es cierto que la política exterior mexicana ha sido una defensora del derecho de asilo, también lo es que ha sido acompañada de una gran recepción que en términos generales han expuesto la sociedad, muestra de ello es la cantidad de profesionistas exiliados que se integraron a las instituciones de educación superior, precisó.

Durante el siglo XX nuestra nación se constituyó en centro neurálgico, receptivo y, por tanto, de amplia gama de exilios políticos, aseveró el corresponsable de las Jornadas, ante la embajadora de México en Chile, Laura Moreno Rodríguez; y el director general del Acervo Histórico de la SRE, Joaquín Lozano Trejo.

“Fue destino de una gran cantidad de políticos y luchadores sociales de América, que desde 1920 veían en los avances de la Revolución mexicana un faro de esperanza. México no solo fue refugio de chinos progresistas, recibió exiliados de otras tendencias políticas y religiosas, nuestras embajadas, consulados, el pueblo mexicano siempre tiene y tendrá las puertas abiertas para toda aquella persona que ejerza su derecho a asilarse y exiliarse”, destacó Mejía Flores.  

FUENTE: UNAM

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