UNO MENOS
Salvador Farfán Infante
La adolescencia es una etapa muy importante de la vida, ya que en ella se van presentando diferentes cambios biológicos, físicos, psicológicos, sociales, etcétera, que pueden ser percibidos como agradables o desfavorables, de acuerdo con las experiencias propias y la relación que se tiene con otras personas significativas.
Como se ha dicho anteriormente, para los adolescentes sus amigos o las personas de su edad constituyen una fuente de identificación, pertenencia y gratificación importante; por lo tanto, buscarán mantenerse unidos a ellos, ser tomados en cuenta, hacer, decir y participar en las actividades que realicen en grupo. A esta sensación de pertenencia y participación del adolescente con los amigos o grupo de iguales se le conoce como aceptación social.
La aceptación social es primordial porque se relaciona directamente con la autoestima, de tal forma que un adolescente que es aceptado y estimado por su grupo de amigos será una persona que se sienta contenta y a gusto consigo misma. Por el contrario, si es rechazado o ignorado por sus compañeros se sentirá mal consigo mismo y tenderá a alejarse o a buscar a personas como él o ella, quienes pueden estar en mayor riesgo de involucrarse en actividades antisociales, consumo de drogas o conductas violentas.
Las dificultades en las relaciones personales de un adolescente, generalmente ocurren porque éstos no saben cómo relacionarse adecuadamente, ya que por lo regular carecen de las estrategias para poder desarrollar esta habilidad; quizá porque no es común que los adultos con quienes conviven, alienten o refuercen formas adecuadas para establecer o mantener una relación, o porque carecen de ejemplos y estímulos lo suficientemente importantes en su vida.
Existen muchos factores que afectan las relaciones de los adolescentes, por ejemplo:
- Miedo a ser rechazado.
- Inseguridad sobre sus propias habilidades.
- Problemas para comunicar a otros lo que creen o piensan.
- Dificultad para tomar decisiones responsables y adecuadas.
- Elevados estados de ansiedad al relacionarse con otros.
- Baja autoestima.
Es fundamental que usted identifique cómo es el comportamiento social de los adolescentes, con el fin de ayudarlos a mejorar la manera en que se relacionan en el hogar, la escuela y en general con otras personas. Para ello, le damos algunas sugerencias sobre cómo hacer esta observación.
Guía de observación:
Es común que algunos adolescentes tengan ciertas dificultades para establecer relaciones con otros, particularmente cuando son personas inhibidas, que pasan desapercibidas y evitan el contacto social o, por el contrario, pueden mostrar conductas agresivas, impulsivas y explosivas con mayor frecuencia, intensidad y duración de lo esperado.
Marque cuáles de las siguientes características se ajustan a los adolescentes con quienes convive.
- Ignorados, rechazados y poco elegidos por sus compañeros.
- Tímidos y “tranquilos”.
- No inician ni responden una invitación a relacionarse.
- Inseguros, apáticos, introvertidos o indiferentes.
- Suelen estar solos.
- Tienen pocos amigos.
- Temen al rechazo social.
- Poseen sentimientos de inferioridad y baja autoestima.
- Son rechazados y hay opiniones negativas sobre su forma de ser.
- Agresivos e hiperactivos.
- Muestran actitudes belicosas y hostiles.
- Ignoran y violan los derechos de otros; molestan, amenazan, insultan, humillan, provocan, agreden y desprecian a los demás.
- Usan la violencia física, verbal o psicológica.
- Se preocupan por lograr sus intereses sin tomar en cuenta a otras personas.
- Suelen ser mandones, se meten en discusiones y peleas, y desafían a la
- Generan en los demás sentimientos de rechazo, odio, venganza y frustración.
Es recomendable que, en la medida de lo posible, comparta sus impresiones sobre el comportamiento de los adolescentes con base en esta Guía de Observación, a fin de contar con otros puntos de vista que le ayuden a encontrar formas aplicables para mejorar y fortalecer en ellos la habilidad de relacionarse adecuadamente con otros.
Fuente: Habilidades para la vida. CIJ