- Mediante una asignatura optativa, las y los alumnos aprenden el patronaje, manufactura y factibilidad, detalló José Enrique Pérez Martínez
Karla Quintina Mendiola es ejemplo del talento y creatividad para elaborar un producto estético y cómodo
“Flowalk” es el nombre del primer calzado creado por Karla Quintina Mendiola, alumna del 8.º semestre de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM; se trata de una bota con suela y plataforma blanca, además de cierre simétrico.
“Este trabajo surgió un poco con la fluidez y un tanto con la inspiración de la pintura de La Ola (La Gran Ola de Kanagawa, estampa japonesa del pintor Katsushika Hokusai, publicada entre 1830 y 1833). Abstraje un poco las curvas, las integré y quería mostrar el caminar con flow (cadencia), y ese fue el concepto”, explicó.
Compartió que últimamente le han llamado la atención las plataformas, las cuales adquirieron auge, y quiso seguir con las curvas, salir de lo convencional, aunque también le gustaría diseñar botas, tacones, todo es importante para ella.
Quintina Mendiola comentó en entrevista por qué eligió el diseño de calzado: “el profesor nos ha hablado de que falta un poco más de personas que hagan zapatos diferentes, porque existe gran variedad, pero no hay muchos que sean cómodos y estéticos a la vez”.
Ella es parte del alumnado que en el último lustro ha recibido formación del académico José Enrique Pérez Martínez, titular de la asignatura optativa “Calzado” (a partir del 5º. semestre), única en la UNAM, con sede en el Centro de Investigaciones de Diseño Industrial de la FA. Mediante esta materia los estudiantes adquieren el conocimiento para diseñar y también para explorar sus métodos de elaboración.
“El objetivo es que aprendan a perfilar un calzado y que realmente lo puedan producir, fabricar, y tomar en cuenta los procesos en baja producción; aquí hacen todo, desde el modelaje, el patronaje y la manufactura”, describió Pérez Martínez.
Con una máquina de costura recta lo fabrican; tiene que ser factible, es decir, producible, y realmente “les deja mucho en sus carreras como diseñadores porque podrán trabajar tanto en un taller como en una fábrica o en la industria”.
En buenos pasos…
A José Enrique Pérez, con experiencia en la docencia con textiles por más de una década, le corresponde asesorar de 70 a 80 diseños de alumnas y alumnos.
“Algunos han sido comercializados, alrededor de seis. Realmente sí ha funcionado porque hay quienes han realizado su colección particular, la han mandado a maquilar, han sacado su marca y otros trabajan ya en la industria del zapato”, detalló.
El académico indicó que aun cuando la instrucción es de carácter básica, cada tipo de calzado necesita un trabajo especial. “Si nos dedicáramos a producir zapatillas se requiere otra tecnología y maquinaria, es decir, los procesos son muy diferentes a los implementados para un sneaker (tenis); a los estudiantes se les muestra lo básico, pero más adelante, si requieren especializarse en algo, profundizamos en ello para que puedan lograrlo”.
Pérez Martínez puso como ejemplo un modelo realizado por una alumna de intercambio académico, denominado “Tláloc”, el cual es un zapato con dos modalidades: una parte es una especie de calcetín y la otra una cobertura plástica exterior.
Está dirigido a actividades como excursiones y montañismo. Si se humedece o moja el calcetín que va interno, refirió, se saca y se puede continuar caminando con el otro tipo de zapato; es decir, cumple doble función.
Fuente: UNAM