Pedro Peñaloza

“El reparto de la riqueza es lo que diferencia a la derecha de la izquierda”

José Mujica

Recordemos: AMLO declaraba que modificaría algunos lastres del sistema, aunque sin tocar los cimientos del Estado. Eso nunca estuvo en sus intenciones, más bien quería aminorar los impactos de un sistema injusto y eso lo hizo coincidir con ciertos puntos de la izquierda, aunque sus ideales siempre han estado fundados en el nacionalismo revolucionario de corte echeverrista. Por ello, su lucha no es contra las desigualdades inherentes del capitalismo.

Por eso Morena es una mezcla ideológica, donde el pegamento es cualquier parcela de poder y la regla inamovible es: ninguna crítica a lo que diga el infalible líder. Una combinación de estalinismo y caudillismo.

Queriendo justificar la falta de identidad política el prócer tabasqueño inventó su divisa teórica, el “humanismo mexicano”, el cual nada tiene que ver con los movimientos renacentistas o ilustrados que apelaban al estudio del individuo volviendo a los clásicos, retomando el estudio de las capacidades y límites de éste para configurar rutas que lo llevarán a la máxima libertad y desarrollo.

Nada de eso está en lo planteado por AMLO. Más bien, su interpretación de “humanismo” es más cercano a la caridad y ascetismo cristiano, de ahí sus ideas de “austeridad republicana”. Además, sus desplantes acerca de la delincuencia, la familia y las mujeres parecen más de párroco de pueblo. Su “humanismo” nada dice de la realidad de un país periférico sometido a los circuitos del capitalismo financiero. Es mucho pedir.

Por eso, la pregunta que hoy debemos hacernos es: ¿Morena y lo que representa la 4T tiene un proyecto de nación donde se combaten las desigualdades o sólo legitima y navega ayudando a los grandes capitales, controlando a la población gracias a los programas sociales?

El saldo del tabasqueño está a la vista: hizo más ricos a los ricos, empobreció a la población destruyendo el sistema de salud, se arrodilló a los dictados de la Casa Blanca, militarizó y desarticuló a las instituciones civiles; y, por si algo faltara, dejó que la delincuencia organizada se expandiera y consolidara, formando una economía paralela con amplios territorios hegemonizados.

Ante el desafío de las urnas que pronto enfrentaremos, queda claro que la oferta del morenismo es más de lo mismo y quizá peor. La candidata oficial, la ciudadana Sheinbaum, piensa darle un segundo piso a este desastre. Queda claro entonces que la 4T no tiene planteamientos que modifiquen la situación de las mayorías. En realidad, es puro celofán de izquierda para engañar a ilusos y dar cabida a los oportunistas. No más.

@pedro_penaloz

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