Uriel Flores Aguayo

 

Quedan 20 días de campaña electoral en México y Veracruz, en la que se define la ruta nacional: democracia o dictadura. Sin afanes desgarradores no es posible eludir la gravedad del momento. Estamos ante un delirio cercano al fascismo.

AMLO coordina la campaña oficial y comete todo tipo de tropelías. Estamos viendo su peor versión: autoritaria, llena de odio y de afanes perpetuadores en el poder. Inició como Echeverría y puede terminar como Díaz Ordaz. Resultó más peligroso de lo imaginable. No solo abusa del poder, también agrede cruelmente a todo aquel que no se le someta.

Nunca se acercó siquiera a nivel estadista, se conformó con ser jefe de partido. Vive una fantasía, impulsa el culto a la personalidad y pretende ser factor de poder después de su sexenio. Su falta de escrúpulos es la señal para sus seguidores, enajenados en buen número, que aplican a nivel local el manual polarizante y de odio presidencial. Nunca fue considerado con la pluralidad social y política. Su visión es excluyente, no respeta.

Un mal gobierno estatal y las debilidades de su candidata los encaminan a una derrota contundente. Bastó un sexenio para exhibir brutal incompetencia y caer en las tentaciones de abuso y corrupción. Van de salida. Es altamente probable d que pierdan casi todo.

A estas alturas se percibe que el triunfo de Pepe Yunes es casi irreversible. Haga lo que haga Morena se dirigen a una implacable derrota. La única expectativa es la diferencia porcentual. No se deben perder de vista las maniobras que intenten en su línea absolutamente inescrupulosa. Nada les va a funcionar. El problema no es lo que hagan desde el gobierno, el verdadero problema radica en lo que hagan los ciudadanos.

Son tiempos de gente valiente y comprometida. No hay tiempo que perder. No hay lugar para modositos o eufemismos. A cara limpia y brazo partido hay que detener las tentaciones dictatoriales de morena.

La última palabra la tiene la ciudadanía. En estos 20 días de campaña hay que trabajar 16 horas diarias en la promoción del voto, en el convencimiento y la consolidación de la mini ola favorable a PP.

Ni descanso, ni pretextos, ni ausencias u omisiones. Cada quien debe poner su granito de arena para defender nuestra débil democracia y nuestras libertades. No hay exageración al respecto. Más votos inhiben fraudes. Más representantes en casillas garantizan el respeto a la voluntad popular.

Veracruz merece y se ha ganado un lugar privilegiado en el desarrollo. De entrada, se dejará muy atrás al partido de un gobierno incompetente, y ultra corrupto. Morena es un tigre de papel del montón. El poder local les cayó del cielo, no se lo ganaron, no hicieron méritos, no lo apreciaron; se dedicaron a la fiesta, a mandar y exhibir su poder, a corromperse y cerrar las puertas de palacio. En esos pecados llevan la penitencia: ya se van.

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