Por Edgar Hernández*

Nos platica un infidente del Poder Judicial que cuando su titular Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre iba a proceder penalmente contra su directora de Administración y Finanzas, Johanna Marlén Bautista, por desvíos que alcanzaban los 2 mil millones de pesos, el Bola 8 “por instrucciones superiores” le ordenó parar todo.

Mil 200 millones del Consejo de la Judicatura y 800 millones malversados de las arcas del Tribunal Superior de Justica se iban al carajo.

La magistrada presidenta solo atrevió ante el secretario de Gobierno, Eric Cisneros, con un “No Chingues, ya estaba toda mi chamba para girar orden de aprehensión contra Joana y me frenan de esa forma. No se vale amigo”.

Ya desde la anterior administración del Poder Judicial, en 2021, a cargo de la incompetente Isabel Romero, quien deja el cargo por problemas mentales, se había ordenado reducir los salarios de los magistrados.

Ello luego que Cuitláhuac informara que “ante la crisis financiera en Veracruz” por voluntad propia los integrantes del TSJ decidían reducirse salarios y prestaciones.

“Por ello les aplaudo”, les dijo cínicamente.

La obligada pregunta que se suscitó en lo inmediato fue: ¿Para qué se destinaría todo el dinero obtenido por exprimir salarios, bonos y prestaciones de los magistrados?

Nadie sabe, nadie supo.

Los cuentos y las cuentas del Poder Judicial entraban a partir de entonces al terreno de Joana Marlén Bautista quien se hizo famosa en el Tribunal Superior de Justicia y en el ámbito de la opinión pública, aparte de la robadera, por sus francachelas en bares y cantinas.

Sería en la plenitud de su pinche poder en la era Cuitláhuac cuando se registra el desvío de un ahorro de mil 200  millones de pesos intocables por décadas del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial.

Sería sustraído por el gobierno del estado para fines aun no claros.

Así, el turbio manejo llevó de una cosa a otra.

Ante las arcas vacías la todavía magistrada presidenta Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, quien por cierto no goza del más mínimo afecto político y reconocimiento de Nahle, es que dispone una investigación a su propia área financiera en donde se detectan desvíos superiores a los 800 millones de pesos.

Joana queda como responsable directa de los desvíos y malversación de fondos públicos.

Quedan asimismo sujetos a investigación moches millonarios entregados por Joana a magistrados para que inclinaran la votación en favor de la hermana de Cuitláhuac, Ailett García a fin de que alcanzara la titularidad del Poder Judicial.

Los magistrados Sergio Jiménez Maraboto y Esteban Martínez Vázquez recibirían carretadas del dinero, pero aún así la hermana del Cuícaras perdería.

Joana, por instrucciones del gobernador, seguiría en el cargo… y ¡a gozarla mi negra!

Los reventones de esta dama en los antros de Xalapa y Poza Rica al igual que sus infidelidades hechas públicas la harían objeto de censuras y escarnio.

Sin embargo, a cada santito le llega su fiestecita.

Un buen día, allá por septiembre del año pasado el gobierno de Cuitláhuac da a conocer un lacónico comunicado en donde se da cuenta que “Joana Marlén Bautista Flores, administradora del Poder Judicial de Veracruz, quedaba destituida del cargo”.

Su salida, confirmada por autoridades estatales, se registra en medio de polémicas por presuntos derroches excesos de dos colaboradores cercanos, Elvis Viveros Arroyo, jefe de Recursos Generales, y Ofir Ali Gutiérrez Ponce, subdirector de Recursos Materiales pescado en Las Vegas jugando cuantiosas cantidades.

Quedaba fuera del presupuesto la “amiga con derechos” del subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero, primo del Cui, quien cuando fue cesada la desdeña públicamente.

Al preguntarle sobre su relación con quien por años fue su secretaria particular y encargada de sus finanzas implemente se concretó a decir: “Yo no meto las manos al fuego por nadie”.

Poco le importó a Johanna que la hayan despedido al igual que terminara su relación con Eleazar, se iba cabezona.

Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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