Uriel Flores Aguayo
Después de las tormentas siempre viene la calma, se dice con razón y actualidad; después de las campañas electorales recientes vendrá una nueva realidad política en México. De las pasiones, deseos, aspiraciones y grandes preocupaciones llegarán otros contextos y contenidos en la política mexicana y en la veracruzana. Por oscuro que se vea ahorita el panorama de la regresión autoritaria habrá luz suficiente para iluminar caminos de libertad y democracia.
Hay mejores condiciones educativas, de comunicación y experiencias electorales para superar el trago amargo del populismo trasnochado. Podrán imponer desmesuras con el poder, pero, tarde o temprano, se volverán polvo e ingrato recuerdo. Aun con una democracia débil es perfectamente posible enfrentar y derrotar a estos neo estatistas. Nuestra sociedad civil es vigorosa y se sustenta en una clase media acostumbrada a votar libremente y con visión moderna. El estatismo, proyecto de Morena, fracasó estrepitosamente en México desde los años 70. Sus pilares, presidencia imperial y partido de Estado, se volvieron infuncionales; ya no correspondían a una sociedad ávida de progreso y democracia. De ahí vino la transición democrática que AMLO quiere suprimir para regresar al pasado. Es imposible ese salto hacia atrás. Más que nada es un bache y molestia en una ruta de justicia y verdadero bienestar.
Ya vivimos un sistema cerrado y represivo, que trajo crisis económica y política. El estatismo no funcionó y no funcionará. Solo las ideas atrasadas y megalómanas de un líder como AMLO, con delirios de grandeza, pueden influir en el sistema político vía elecciones de Estado para tirarnos al abismo. Esa película ya la vimos y no nos gustó. Somos sobrevivientes de errores monstruosos y opresión social. No veo a los mexicanos, con propaganda y manipulación de la pobreza incluida, apoyando a largo plazo un proyecto de ocurrencias viejas y resultados marginales. Lo único malo de todo esto es que estorban y hacen perder el tiempo a la mayoría de los mexicanos que aspiran a una vida mucho mejor. Hay mañana por muchas personas conscientes y decididas a luchar. Son ejemplo a seguir.
Veracruz tiene su propia coyuntura política, aquí es más clara la disyuntiva entre un torpe y desgastado continuismo y la seriedad de un cambio verdadero. Con Morena nada cambio para bien; se dedicaron a la fiesta y a robar. Hay condiciones claras para la alternancia. Habrá un gobierno de verdad, con todo lo que eso implica. Han abusado del poder, al que llegaron por accidente. Veracruz es un ejemplo de lo que se puede hacer para deshacerse de gobernantes ineptos y frívolos. Lo mismo puede pasar, ahora y siempre, a nivel federal. Estamos bien en la medida de que sostengamos nuestras convicciones y el compromiso de luchar sin concesiones por nuestra libertad. Los populistas nacionales y sus caricaturas locales pasarán sin pena ni gloria a la historia. Seamos optimistas, no pueden con la ciudadanía cuando despertamos y nos movilizamos.
Recadito: incongruencia de Ahued, con fama de honesto, apoyando un proyecto dictatorial.