María Fernanda Téllez Albarrán                   

Agencia Reforma

 

Ciudad de México, 14 agosto 2024.- Lágrimas y risas, canto y enfieste, tristeza y alegría, fue lo que Ana Gabriel dio en su concierto y le dio la vuelta a sus canciones, a lo emocional de sus letras, a lo pasional de su interpretación.

 

 En la primera de sus cinco citas en el Auditorio Nacional, con la gira Un Deseo Más, la cantautora reafirmó que a pesar de que ya no suena en la radio, que no es reina en redes sociales, o que no es centro de polémica, tiene una base de fans incondicionales que sigue encumbrándola.

 

 «Muy buenas noches, ¡guau! Y los años pasan y pasan y de nueva cuenta en el Auditorio Nacional, aunque yo sé que muchos de ustedes fueron el año pasado a la Arena (Ciudad de México).

 

 «Pero se extraña en el Auditorio, es eso tenerlos un poquito más cerquita, aunque estén hasta allá, los siento aquí, muy cerquita de mi corazón, por eso les doy la bienvenida, por permitirme llegar una vez más aquí, con ustedes y hacer una fiesta», expresó al inicio del concierto de alrededor de dos horas.

 

 María Guadalupe Araujo Yong, la originaria de Guamúchil, la sinaloense, la norteña, recurrió a una orquesta tradicional, con ocho músicos y dos coristas, para repasar el historial de su repertorio de balada pop, y que tuvo arreglos muy apegados a sus grabaciones originales, como «Ni Un Roce», «Y Aquí Estoy» y «Destino».

 

 Para el fragmento de «Cosas del Amor», que hiciera un clásico con Vikki Carr, invitó a Fabiola, su corista, para que le hiciera segunda. Y para cantar «Tu No te Imaginas» se hizo acompañar de Emmanuel y Miguel, sus guitarristas.

 

 A lo largo del show repartió anécdotas de su vida, como sus inicios en Guadalajara, la tierra que la vio nacer como intérprete, y de cuando se hizo estrella con su gran éxito «Ay Amor», que la hizo estrella en el extinto Festival OTI. Agradeció que a sus 68 años, el próximo 15 de septiembre festejará sus 50 años de carrera.

 

 «La vida me ha llevado por caminos oscuros, y por caminos de luz, y los dos los he cruzado», compartió poco antes de la mitad del concierto que tuvo lleno total, de acuerdo con los organizadores.

 

 Bromeó con la tradición que hizo en su momento, de aventar toallas sudadas y que su equipo le dijo que no lo hiciera porque lo consideraban antihigiénico. También con que lamentaba que en las de desamor no se pudieran echar tragos porque no se permitía el alcohol en el interior del coloso. Le aclararon que ya se puede beber.

 

 «Llegó el momento de las canciones que duelen, las que las hacen llorar, de esas que se dedican, que se cantan fuerte, y yo, voy a decir que es imposible que ustedes no canten estas canciones», advirtió cuando convidó al mariachi a que la acompañara.

 

 Llegaron los coros más estruendosos del público, y la animaron «Huelo a Soledad», «Mi Talismán», «Hechizo», «Cómo Olvidar» y «No Entiendo», entre varias más. El momento sublime se dio con «Hasta que Te Conocí», de Juan Gabriel. Y retumbó con el Mariachi Nuestro México.

 

 Regresó a su repertorio obligada, como «Quien Como Tu» y «Luna» y entre la audiencia figuraron los fans de hueso colorado que cantaban con más pasión que ella, o los que fueron por compañía de alguien y se quedaron dormidos.

 

 Para el final se esperaba que cantara «Simplemente Amigos», y curiosamente suprimió algunas de las canciones más emblemáticas de su brillantez ochentera y noventera, como «Pecado Original», «Hice Bien Quererte» y «Soledad»

 

 Y un detalle curioso y que se dio casi al final fue que Ana Gabriel le agradeció a todos los que trabajaron alrededor del concierto: los de puestos de comida y mercancía no oficial, los de seguridad y acomodadores, fotógrafos y diseñadores, empresarios y promotores.

 

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