• María Soledad Funes Argüello destacó que el documento es un claro ejemplo de la incidencia de la investigación en la vida cotidiana

  • En su elaboración participaron académicos de la UNAM, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, así como expertos del CENAPRED y la AEM, entre otros

 

La coordinadora de la Investigación Científica de la UNAM, María Soledad Funes Argüello, afirmó que la Guía de Recomendaciones de Clima Espacial en México busca visibilizar el estudio y comprensión de los fenómenos solares en nuestro país, así como contribuir a la reducción del riesgo de desastres vinculados a eventos extremos ocasionados por el clima espacial.

 

Es ejemplo, prosiguió, de que los resultados de la investigación científica y el trabajo académico pueden materializarse en un instrumento para usarse en políticas públicas en materia de protección civil. Es una clara demostración de la incidencia que tiene la investigación en la vida cotidiana.

 

La investigadora precisó que el documento, elaborado por personal académico del Laboratorio Nacional de Clima Espacial del Instituto de Geofísica, Unidad Michoacán, de la Universidad Nacional Autónoma de México, y de la Universidad Autónoma de Nuevo León (LANCE), en colaboración con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), la Agencia Espacial Mexicana (AEM) y la Coordinación Nacional de Protección Civil, formará parte del Sistema Nacional de Protección Civil.

 

Al hacer uso de la palabra, el director del CENAPRED, Enrique Guevara Ortiz, recordó que en 2014 se incluyó en la Ley General de Protección Civil a los fenómenos astronómicos, y se le confirió atribuciones específicas al LANCE, a la AEM y al CENAPRED en cuanto al desarrollo de acciones y políticas para prevenir y gestionar los riesgos asociados a estos sucesos.

 

Comentó que para gestionar el riesgo el primer paso y lo fundamental es conocer el fenómeno, monitorearlo, darle seguimiento, entender y ver de qué manera puede afectar los sistemas. Se creó entonces este comité donde participan instituciones del gobierno federal.

 

A su vez, el director general de la AEM, Salvador Landeros Ayala, refirió ante académicos y especialistas reunidos en el auditorio del CENAPRED, que la dependencia de la tecnología y la información global nos expone a nuevos desafíos y el clima espacial emerge como un factor crítico que podría afectar las infraestructuras.

 

Rememoró que la tormenta geomagnética severa del pasado 10 de mayo subrayó la urgencia de comprender y mitigar los riesgos asociados a las tormentas solares y otros eventos del clima espacial. La Guía es un compromiso con la seguridad y resiliencia de nuestro país.

 

En tanto, Américo González Esparza, investigador del LANCE, puntualizó que nuestra estrella libera constantemente enormes cantidades de energía, parte de ella viaja en forma de nube a través del espacio y, en ocasiones, se impacta contra el campo magnético de la Tierra produciendo una secuencia de eventos que terminan en una tormenta geomagnética y se visibilizan como auroras boreales.

 

El experto en Heliofísica precisó que a esta relación se le llama clima espacial y preocupa una tormenta solar porque puede afectar, al menos, cinco sectores estratégicos para la civilización: satélites, telecomunicaciones, sistemas de posicionamiento global, aviación y las redes de distribución de energía eléctrica.

El 10 de mayo, reiteró, apareció en la superficie del Sol una gigantesca región oscura (manchas solares) con un comportamiento cíclico y cuyo tamaño (más de 17 veces el de la Tierra) puso en alerta al Servicio de Clima Espacial del IGEF, por lo que se avisó al Sistema Nacional de Protección Civil sobre la inusual actividad, dimensión y complejidad de esta región en la superficie del astro rey.

 

Ha sido la tormenta geomagnética más severa que hemos sufrido en 20 años, aunque no ha sido ni de cerca uno de los eventos más importantes como la de Quebec de 1989, o la llamada tormenta solar perfecta que es el evento Carrington de 1859. La del Día de las Madres fue importante y un aviso de lo que puede pasar, razón por la cual hay que prepararnos, acotó.

 

De acuerdo con Constanza Rivera Pereira, coordinadora de Políticas Públicas para la Prevención de Desastres del CENAPRED, la Guía transmite recomendaciones, buenas prácticas e ideas que los sectores de la sociedad y el gobierno pueden tomar para enfrentar eventos causados por el clima espacial.

 

Son desafíos para los cuales México debe tomar medidas proactivas y, en este sentido, la gestión de riesgo de desastres es una acción sustantiva y necesaria para vivir en territorios cada vez más seguros, sostenibles y resilientes, donde se privilegie el bienestar de las personas y la sostenibilidad de las comunidades, manifestó.

 

FUENTE: UNAM

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