- El alcalde «Polisía» arrastra oscuros antecedentes de represión en su búsqueda de controlar a la gente.
San Luis, SLP, 14 abril 2025.- En una declaración que recuerda a los oscuros días del autoritarismo mexicano con Díaz Ordaz, el alcalde capitalino, Enrique Galindo Ceballos, ha propuesto que las manifestaciones ciudadanas se limiten exclusivamente a plazas públicas y no se realicen en las calles dejando claro su objetivo: Pisotear el derecho a la libre expresión.
Galindo aseguró que antes de aplicar sanciones debe haber diálogo, pero su historial dice otra cosa. Esta iniciativa, presentada como una medida para “ordenar” las protestas, en realidad busca neutralizar la presión social en las calles y restringir la variedad de opiniones. Con intenciones autoritarias, el edil incluso se atrevió a comparar a SLP con Estados Unidos, donde, según él, las protestas se hacen “con cultura y reglamentos”, ignorando la historia de lucha social mexicana que se ha construido precisamente en las calles.
Pero esta no es la primera vez que Enrique Galindo busca callar la voz del pueblo. Como comisionado general de la Policía Federal durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, Galindo fue uno de los principales señalados por la represión violenta en Nochixtlán, Oaxaca en 2016 donde la intervención policial dejó ocho muertos y decenas de heridos. Organismos nacionales e internacionales denunciaron el uso desproporcionado de la fuerza y aunque Galindo fue removido del cargo poco después, nunca enfrentó consecuencias legales.
El patrón se repitió en 2023 durante su gestión como alcalde con vecinos de El Saucito denunciando represión policial tras intentar frenar una obra pública con un amparo. La respuesta del Gobierno de Galindo fue el uso de la fuerza y la intimidación.
Lo que Enrique Galindo propone no es orden, es censura. No se trata de mejorar la movilidad urbana, sino de sofocar la protesta social y blindarse ante las crecientes inconformidades ciudadanas. Su iniciativa es un ataque directo a los derechos constitucionales de libre manifestación y expresión, pilares fundamentales de cualquier democracia.