Por Aurelio Contreras Moreno
De todos los anuncios que ha hecho hasta el momento la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum sobre quiénes integrarán su gabinete, el de Mario Delgado en la Secretaría de Educación Pública ha sido el peor recibido.
Más allá de que se haya desempeñado al frente del sector educativo de la Ciudad de México hacia el final del gobierno de Marcelo Ebrard –en cuya administración también fue secretario de Finanzas-, el principal problema de Delgado no solo es que no cuenta con el perfil para el cargo. Es una señal ignominiosa de lo que se pretende hacer con la educación en el siguiente sexenio.
Varias de las controversias más fuertes durante el periodo obradorista –que pareciera no tener fin- fueron precisamente en el ámbito educativo. Primero, con la toma por asalto de instituciones de investigación científica como el Colegio de la Frontera Norte o el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), al que acusaron de “neoliberal” y convirtieron en un triste reducto de pseudoacadémicos hiperideologizados, alineados con las consignas del régimen y desprovistos de pensamiento crítico hacia las falencias del gobierno actual.
La embestida continuó en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), al que le hicieron más o menos lo mismo, pero con un elemento adicional: la “cacería” emprendida por su directora, María Elena Álvarez Buylla, en contra de los investigadores que no se sometían a sus caprichos y prejuicios políticos y personales, lo que incluso llegó a persecuciones judiciales que, una a una, se vinieron abajo, pero lograron amedrentar a buena parte del sector científico del país.
A la par, para financiar sus programas clientelares, el obradorato se apoderó del dinero que existía en los fideicomisos para desarrollar ciencia y tecnología, bajo el manido pretexto de que había “opacidad” y “corrupción”, lo cual, como fue la tónica del sexenio, jamás se preocupó por comprobar. Pero que provocó un gran retroceso y la parálisis y extinción de varios proyectos de gran valía.
La “madre de todas las batallas” se dio en el ámbito educativo más sensible: el de la formación de las infancias y las juventudes, y en donde tiene especial incidencia la Secretaría de Educación Pública, que en esta administración impuso un modelo denominado Nueva Escuela Mexicana.
El principal conflicto con este modelo –que varios especialistas en educación consideran un retroceso en áreas como la del razonamiento matemático-, es su tendencia ideológica y política manifiesta, que supone una tarea de adoctrinamiento de la niñez y los jóvenes dentro de los parámetros del régimen a través de los nuevos libros de texto gratuitos, aderezados con todos los prejuicios que el populismo obradorista ha desplegado contra los emprendedores, la iniciativa privada y el libre mercado, ensalzando en cambio el papel del Estado como el eje rector de toda la vida pública.
El anunciado nombramiento de un “grillo” como Mario Delgado al frente del sector educativo no ofrece sino darle continuidad a lo antes descrito. El todavía dirigente nacional de Morena no llegará a la SEP preocupado por la calidad de la educación –como nadie lo estuvo este sexenio-, sino que su misión será hacer de ésta un instrumento de control para inculcar en la población una visión sesgada y partidizada, maniquea, de la realidad y del país, en la que, obviamente, los nuevos héroes de la historia sean Andrés Manuel López Obrador y su camarilla.
Empero, Delgado es un personaje cuestionado incluso dentro de Morena y el anuncio de su nombramiento fue duramente criticado hasta por los afines al régimen. En respuesta, nos regalaron una perla de estulticia, muy al estilo de la “4t”.
El pasado viernes, una “cargada” de rectores de 30 universidades e instituciones públicas de educación superior del país publicó un desplegado de “apoyo” a Mario Delgado. “Celebramos el nombramiento del maestro Mario Delgado como próximo Secretario de Educación en el Gobierno de México. Sin duda, este nombramiento representa una oportunidad invaluable para fortalecer la educación en nuestro país, impulsando políticas inclusivas y de calidad que podrán beneficiar a millones de estudiantes y docentes”, decía, el vergonzoso pasquín, signado entre otros por el rector de la Universidad Veracruzana, Martín Aguilar Sánchez. El mismo que no tuvo los… arrestos para hacer valer el derecho de la UV a recibir el 4 por ciento del presupuesto total del estado de Veracruz, como lo establece la Constitución local.
Así pretenden formar a las nuevas generaciones: abyectas, sumisas y cobardes. Como ellos.
La decrepitud política y moral de Rugerio
Un ejemplo de la decadencia del priismo es el regidor xalapeño Carlos Rugerio, quien este fin de semana hostigó y violentó a militantes del PRI que, en uso de su legítimo derecho al disenso, no siguieron la “línea” oficial de perpetuar a Alejandro Moreno Cárdenas como dueño del tricolor.
Para el imberbe Rugerio –quien sigue regenteando al sector juvenil del PRI en Veracruz aunque ya no se cuece al primer hervor-, las convicciones son canjeables por una torta y la congruencia entre lo que se dice y lo que se hace son “mamadas”.
Sin duda, representa muy bien lo que es hoy el priismo. Y aunque todavía es joven, mental, moral y políticamente está decrépito y deforme.
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