Imelda Robles                                    

Agencia Reforma

 

Monterrey, NL 14 octubre 2024.- Al subir la montaña la temperatura desciende y entre imponentes paisajes de la Sierra de Santiago aparecen senderos de cempasúchil, esas flores símbolo de vida y muerte para los ancestros.

 

 Algunas mariposas monarca ya revolotean en este paisaje amarillo-anaranjado brillante. En un par semanas aumentará la presencia de las mariposas por la migración de otoño.

 

 Se desprende un particular aroma que, de acuerdo con tradiciones prehispánicas, es lo que guía en el Día de Muertos a las almas de los difuntos hacia las ofrendas.

 

 «Tengo 50 años y no me arrepiento de haberme quedado aquí en el rancho», dice Anselmo Oviedo, un agricultor que viene de una familia de 10 hermanos, de los que sólo tres no migraron a la Ciudad.

 

 «Aquí se vive muy tranquilo, aquí duermes y no hay ruido», agrega con su acento norteño.

 

 Vive en el Rancho «El Venadito», propiedad de su familia, ubicado en la comunidad de Laguna de Sánchez, en Santiago, donde ahora ofrecen un recorrido entre flores de cempasúchil que lleva a sentir una de las tradiciones más representativa de México.

 

 Es casi una hectárea de una cosecha en la que trabajan desde junio, con semillas que traen de Durango.

 

 Son pocos los campos de cempasúchil en el norte de México. De acuerdo con el Gobierno federal, los tres principales Estados que concentran la producción de esta flor son Puebla, Tlaxcala e Hidalgo.

 

 «Anteriormente salíamos a la parte de Durango a comprar flor de cempasúchil, para revender en Monterrey en los panteones», cuenta Anselmo, quien estudió hasta secundaria.

 

 «Pero allá en los campos a donde íbamos, vimos cómo se sembraba y quisimos calar aquí, probar».

 

 Hace cinco años comenzaron a sembrar la flor, y el año pasado decidieron, por primera vez, abrir el rancho al público para atraer turismo y generar ingresos económicos.

 

 Pero reconoce que, al ser primerizos, esa vez no se organizaron bien.

 

 «Para tener el jardín así como lo tenemos ahorita se lleva mucho tiempo», señala Anselmo, «se lleva más de tres meses y mucho trabajo.

 

 «Aquí colaboramos toda la familia, somos cinco personas y todos trabajamos. Todos los días trabajamos en lo que es riego, fertilización, fumigación. Se trabaja mucho».

 

 Afirma que no reciben apoyo del Gobierno o de algún programa, todo ha sido con recursos propios.

 

 Abrieron al público el sábado pasado y continuarán hasta el 9 de noviembre, tiempo que calculan que dura la flor.

 

 Habrá entradas a diario de 8:00 a 19:00 horas, con un costo de 50 pesos.

 

I

 Las familias de la Sierra de Santiago viven principalmente del turismo y de la venta de productos que elaboran.

 

 Por eso, constantemente tienen que estarse reinventando: este Jardín de Cempasúchil es prueba de ello.

 

 «Es para poder sobrevivir, porque el rancho es duro; es bonito, pero el trabajo es duro y no hay ingresos muy fáciles», explica Anselmo.

 

 «Esto que hemos hecho es puro esfuerzo de la familia, recursos no tenemos de nadie: es limpio, de nosotros».

 

 Elaboran conservas de durazno, membrillo, ciruela, pera y piña. También hacen mezcal, licores de manzana y jengibre; empanadas, gorditas, elotes y pays de diversas frutas.

 

 Todo lo tendrán a la venta.

 

 Este Jardín de Cempasúchil no está ubicado en la misma zona de los campos de girasoles que se volvieron tan populares el año pasado. En el camino hacia Laguna de Sánchez verás un anuncio que te avisa de este lugar.

 

 El Rancho «El Venadito» se encuentra a unos 10 minutos del extenso terreno conocido como «El Pozo», donde en junio pasado los girasoles fueron ahogados por la tormenta «Alberto».

 

 «La gente puede venir a tomarse la foto en la parte que le guste más, en la parte más floreada», comenta Anselmo sobre el campo de cempasúchil.

 

II

 Anselmo tiene un matrimonio de más de 25 años con Nancy Reyna, con quien tiene tres hijos varones de 24, 19 y 15 años.

 

 Dice que sus abuelos compraron hace 80 años los terrenos del rancho. Los dueños son sus papás, Jesús Oviedo, de 88 años, y María de los Santos Medina, de 83 años, quienes por su edad ya no pueden laborar en la tierra.

 

 En este punto de la Sierra de Santiago, se pierde la señal telefónica, pero ahora tendrán a la venta tarjetas con red de internet.

 

 Además aceptarán el pago con tarjeta de crédito o débito.

 

 Desde la plaza principal de El Cercado, tardas aproximadamente una hora en llegar en vehículo. El trayecto en su mayoría está en buenas condiciones, pero hay algunos puntos que debes andar a vuelta de rueda por afectaciones de la tormenta «Alberto».

 

 Ya en lo alto de la montaña, le puedes dar la bienvenida al otoño, y de paso sentir una de las tradiciones más arraigadas de México.

 

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