Pedro Peñaloza

Los más viles ejemplares de la naturaleza humana

se encuentran en todas las épocas, entre los demagogos.

Thomas Macaulay

En un contexto de imposiciones y atropellos, resulta que los electores no sólo depositan su voto en las urnas, también aprueban cualquier iniciativa que se promueve desde el poder, al menos esa es la tramposa narrativa que emplea esa cosa llamada “4T”.

Con ese discurso, morenistas y aliados, justifican todo tipo de abusos y caprichos. Es más, el ciudadano de Palacio se ha personificado como la misma y auténtica voz del “pueblo”. Lo que él quiere lo quiere el pueblo, si insulta a opositores o periodistas no lo hace él, sino la voluntad de millones. Pero, esto también aplica si son padres de niños con cáncer, víctimas de extorsión, cobro de piso o familiares de desaparecidos.

Bajo esta torcida representación justifica la destrucción del sistema de salud y el abandono de miles de personas en pandemia. Así, como el militarismo en las tareas de seguridad pública. Esa voz en el oído del tabasqueño encubrió las corruptelas de familiares y amigos. Su metamorfosis en “pueblo” permitió que Trump tuviera cientos de militares para proteger la frontera y así poder criminalizar a los migrantes. El grito de las mayorías exigió que Slim y otros se hicieran cada vez más ricos.

Ahora, por orden del “pueblo libre”, la presidenta electa, siguiendo los pasos del líder, construirá un sistema autoritario, sin contrapesos, para ejercer el poder de manera dictatorial. Sí, porque “el pueblo así lo quiso”.

Lo que hoy vemos en el país es un esfuerzo más por concentrar el poder. Es decir, un gobierno elegido democráticamente que quiere borrar las huellas por las que caminó. Esto ya se ha repetido cientos de veces y ha terminado en tragedias

Esta es la estrategia: militarismo, control del poder judicial, desaparición de los organismos autónomos, lo que sigue es destrozar al INE y elegir incondicionales. Similar al esquema de gobiernos amigos de la 4T, los dictadores de Cuba y Venezuela sonríen satisfechos.

El modelo vernáculo morenista tiene gestos autoritarios, con autocrítica inexistente, inspirado en el sistema priísta de los setenta. También contiene características de las derechas más rancias, austeridad asesina, el ejército como aliado y prioridad en cifras macroeconómicas, sin revertir desigualdades estructurales y más dinero a los multimillonarios. Neoliberalismo social: aspirinas y explotación.

Según Sheinbaum, el pueblo votó por esta concentración de poder. La pregunta es: ¿hasta cuándo se tendrá conciencia de la cerrazón democrática que se avecina? Se vienen episodios duros, quizá eso logre romper la ilusión de un supuesto cambio para las mayorías.

@pedro_penaloz

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