• A Montejano le tocó narrar la época juarista, el porfiriato y el inicio de la Revolución Mexicana

En el marco de la 48 edición de la Feria Nacional del Libro UASLP, el Centro de Documentación Histórica Rafael Montejano y Aguiñaga realizó la presentación de la reedición de dos libros del historiador Lic. Rafael Montejano y Aguiñaga (1919-2000). Se trata de las obras “Calles y Callejones del Viejo San Luis, tradiciones, leyendas y sucedidos” y “Real de Catorce, El Real de Minas de la Purísima Concepción de los Catorce SLP”.

En esta ocasión, se contó con la participación del licenciado Rafael García Ortega, abogado y ex cronista de la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas; de la maestra Ana Neumann, narradora y titular de la Casa del Poeta Manuel José Othón, del arquitecto Mario Andrés González Arias, ilustrador de una de las obras, del licenciado Jesús Motilla Martínez, abogado y notario público, así como de la doctora Rosa María Martínez Rider, directora del Centro de Documentación.

El primero en tomar la palabra fue el licenciado Rafael García Ortega, quien fuera alumno de Montejano y Aguiñaga, dijo que vivimos “de y entre nuestros recuerdos, ya que las palabras percepciones y recuerdos materializan la mente”. Aseguró que la persona de Montejano, tiene varias perspectivas, por lo que hay que elegir alguna de ellas. Describió al historiador como un hombre modesto por su apostólica disciplina, “lo primero que resaltaba era su erudición, obtenida en Roma”, recordó.

Para la maestra Anna Neuman, el apostolado de Montejano no conocía límites, lo mismo iba de un archivo a otro. Detalló que “La historia del padre es vida y memoria que se bifurca; el padre partió hace casi medio siglo, y no lo parece”. Además, la maestra experta narradora oral, leyó al público presente, uno de los relatos del libro “Calles y Callejones del Viejo San Luis”.

Por su parte, Mario Andrés González Arias, detalló que cuando le propusieron ilustrar el libro, ya conocía al autor pues tuvo la oportunidad de leerlo en una recopilación Cactus, que editaba la UASLP. En uno de esos libros conoció la narración del Callejón de las Cruces y le encantó la historia, aseguró que le fue difícil hacer dibujos de lugares que ya se transformaron; sin embargo advirtió que la mayoría de los dibujos para la obra los realizó sin gente y sin personajes, para que cada lector los coloque en la situación o lugar que guste, e invitó a recorrer las calles de San Luis y buscar los lugares que el padre describe.

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