Héctor Larios Proa

 

Es contrastante ver cómo a los deportistas mexicanos que representan al país en los juegos olímpicos de París 2024, brindan su máximo esfuerzo en la competencia, a pesar de ser los mejores en sus especialidades, no contaron con los apoyos insuficientes para competir en la justa veraniega.

A lo largo del proceso olímpico, han desarrollado un ejemplar trabajo de entrenamiento que los ha llevado al máximo evento deportivo mundial.

No han logrado las medallas pronosticadas. Incluso la titular de la Conade, Ana Gabriel Guevara, los ha criticado por los pobres resultados. Al terminó del evento volveremos a escuchar y leer a comentaristas, como cada cuatro años, aproximaciones del por qué no se ganan suficientes medallas. ¿Por qué México no es un país ganador?

Para explicar este fenómeno socio-cultural, deberíamos responder cuestionamientos básicos. Cómo y quienes practican deporte, cuántos son, dónde y con quién practican, cuál es el tipo de competencia en que participan.  Así podremos entender porque México tiene pocos atletas de alto nivel.

Las niñas, niños y adolescentes no cuentan con sistema y programas de atención para el deporte de iniciación, en general se limita a las clases de educación física. No hay promoción al deporte, simplemente porque no hay acciones y programas. Por consiguiente, no hay detección de talento a temprana edad, ni tampoco un seguimiento del universo de deportista con futuro. Además, de no tener metas y objetivos a corto y mediano plazo, que multiplique a los deportistas.

Por ello no se promueve un estilo de vida saludable, alimentación, descanso. Aspectos fundamentales para un sano crecimiento y desarrollo físico y mental.

Un buen deportista no solo debe tener cualidades físico-atléticas y habilidades técnicas. Ser un buen deportista, significa vivir con tal.

Tal vez sea parte de la respuesta a que México se encuentra en los primeros lugares en el mundo en sedentarismo, obesidad infantil y enfermedades crónico degenerativas.

México carece de una estructura deportiva ascendente que promueva la práctica deportiva desde la infancia. La mayoría de las instituciones clubes, academias, etc., son negocios privados. Los padres deben pagar una colegiatura para que sus hijos reciban una educación deportiva y se incorporen a un sistema competitivo estructural que los guie hasta el Alto Rendimiento.

A lo largo del país se tiene entidades deportivas de todo tipo, escasean las de calidad, son tan pocas que escasean competencias que eleven su nivel. Otro aspecto importante, es la falta de entrenadores de calidad, con estudios, experiencia y vocación para atender su formación. Cabe señalar, que sí los hay, pero el pago por la enseñanza deportiva en niños y adolescentes es muy bajo.

Por otro lado, son muy pocos los clubes que cuentan con programas y metodologías. Se trabajan con las mismas rutinas, falta actualización y sobre todo vocación para continuar aprendiendo, ya que la ciencia y tecnología está desarrollando nuevos métodos y accesorios para la preparación, desde que el deporte se convirtió en Industria.

Están incorporándose técnicos especialistas, que desconocen los secretos de cada disciplina. Arriban, con mucho verso que seducen a los directivos, sin resultados.

Por estos y otros motivos los entrenadores nacionales tienen un universo pequeño para seleccionar a sus atletas. La delegación mexicana fue de 107 atletas, en un país de 120 millones de habitantes.

Es la falla estructural del deporte nacional.

No hay un Plan maestro que oriente los programas y las acciones para atender la base de la pirámide poblacional, orientada a brindar espacios para dichas actividades. Dicho sea de paso, en las grandes ciudades los campos deportivos desaparecen por el crecimiento exponencial de la mancha urbana. En los pueblos sobra espacio, faltan programas.

Otro aspecto a subrayar es la existencia de talento a lo largo y ancho del país, es una materia prima de buena calidad, pero sin trabajo. El talento se desperdicia día a día.

México no cuentan con una estructura deportiva transversal que garantice el pleno desarrollo de niños y jóvenes desde la base hasta el Alto Rendimiento.

Los mejores deportistas se han formado gracias al esfuerzo de sus padres, que deben pagar cuotas a clubes o entrenadores privados, pagar uniformes, traslados, giras para el desarrollo de sus hijos.

Las instituciones deportivas que atienden a la base, se han convertido en guarderías deportivas. Las asociaciones y federaciones, han descuidado las competencias regionales, se limitan a “administrar” el escaso presupuesto, fortalecen la burocracia, y consienten el lucro deportivo de clubes, y torneos “patito”.

Nuestros deportistas merecen todo nuestro reconocimiento porque son mexicanos y mexicanas, porque son los mejores que se enfrentan a sus similares del mundo en desventaja por no tener los apoyos requeridos. Las grandes potencias cuentan con condiciones de entrenamiento desde la niñez con una estructura que garantiza el desarrollo integral desde la infancia, llegan a la especialización y a la maestría deportiva, es por ello que las figuras del deporte mundial ganan. En tiempos donde la diferencia la hacen la ciencia y la tecnología aplicada al deporte.

¿Cuántas familias pueden pagar para la práctica deportiva de calidad en sus localidades?

Muy pocos.

Ahí está la desigualdad en nuestras juventudes que compiten con lo que tienen y pueden, siempre poniendo sus sueños y corazón por delante. Para ellos nuestro aplauso y reconocimiento.

Como muestra, la delegación mexicana no llevó a su equipo completo de trabajo, entrenadores, médico, psicólogos, fisioterapitas, etc. Una vez más, prefirieron subir al avión a la burocracia.

Discutir en serio el deporte en México, deberá tomar en cuenta estos y otros puntos que coadyuven a la construcción de un México con igualdad de oportunidades.

Por ello, la discusión en el Congreso de la Unión, debería ir en esa dirección para concretar políticas públicas que fortalezcan el sistema educativo, salud, deporte y cultura, que blinden la ley de la juventud. Porque el deporte es un factor protector, no solo entretenimiento.

Estimado lector, disfrutemos los juegos Olímpicos. Apoyemos a los nuestros.

@Larimex

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