Jesús Ballesteros                                

Agencia Reforma

Ciudad de México 24 agosto 2024.- Con la celebración de la Edición 2024 del Maratón de la Ciudad de México, que se corre mañana domingo, se cierra un ciclo sexenal del evento, que es el más grande de su tipo en México.

El Maratón enfrentó el grave problema de la pandemia que afectó varias de sus ediciones, pero en este 2024 está regresando con fuerza.

En el ciclo que ahora termina hubo momentos memorables, como lo fue el triunfo del boliviano Héctor Garibay, quien rompió el récord histórico del Maratón en 2023.

En otra perspectiva está el desafortunado señalamiento de varias ediciones, de los miles de «corredores de chocolate», que son los que solo corren los últimos kilómetros del maratón para recoger la medalla de finalista.

¿Qué esperar a partir de 2025 con el inicio del nuevo sexenio, para el evento que tiene todo para ser el maratón más importante de América Latina?

¿Qué aspectos de la organización debiera revisar la nueva gestión del Instituto del Deporte, que estará en funciones en 2025, para que el Maratón llegue a ser todo lo que puede ser?

Con esto en mente presentamos tres temas que serán determinantes en el futuro del Maratón. Son temas que vale la pena revisar.

El comité organizadorCada seis años se cambia al director del Maratón de la Ciudad de México, al instalarse el nuevo organigrama del Instituto del Deporte de la Ciudad de México.

El problema con eso es la falta de un criterio y de un plan de desarrollo que permita lograr un crecimiento sostenido del Maratón.

En el sexenio que está por terminar, el MCM ha tenido tres directores diferentes.

Un buen ejemplo de criterios cambiantes es lo que ocurre esta semana: hace tres días se anunció que la meta del Maratón se cerrará seis horas después del disparo de salida, y quienes crucen la meta después de ese momento serán descalificados.

El anuncio es correcto, así lo dice la convocatoria, pero eso no se había hecho respetar antes.

Más aun, durante la gestión anterior a la actual, el Instituto del Deporte decidió que la meta estaría abierta durante nueve horas, con el fin de aumentar inscripciones y llegar a la cifra récord de 42 mil 195 participantes, que dese luego no se alcanzó.

El problema de la sucesión del director del Maratón se agrava cuando, además del cambio de organigrama, ocurre también un cambio de partido político.

No hace falta profundizar mucho para entender que la administración que entra difícilmente se interesará en promover lo que iniciaron sus antecesores.

Una idea que se ha implementado con éxito en algunos eventos es crear un patronato autónomo, conformado por representantes de sectores interesados en el evento, que se mantenga a través del tiempo y que permita evitar esos problemas.

Representantes de turismo, municipales, estatales, deportivas, patrocinadores y desde luego los organizadores del evento, forman parte de ese patronato, coordinado por el director del maratón.

Aunque ningún esquema organizacional es perfecto, ya ha habido casos exitosos en México en los que este formato ha funcionado. Todo es cuestión de intentarlo.

Los corredores de chocolateDurante septiembre de 2023 se publicó una nota en el periódico español Marca, según la cual 11 mil participantes en el Maratón de la Ciudad de México 2023 recogieron su medalla de finalista sin haber corrido el Maratón completo. Estos son los llamados «corredores de chocolate».

La nota de Marca fue falsa. La cifra real fue de unos dos mil 800 corredores, lo que tampoco habla bien de la comunidad corredora mexicana.

El problema fue que el MCM tiene el antecedente de haber tenido 5 mil 800 corredores de chocolate en 2017 (todos reales), lo que propició que la información de Marca fuera replicada en cuatro idiomas y en 8 diferentes países.

La comunidad corredora mexicana fue etiquetada como tramposa en los países donde se publicó esa nota, aunque la verdad es que los corredores de chocolate se ven en todos los maratones del mundo.

El problema nació en 2013 cuando el MCM propuso que su medalla de Finalista fuera cada una de las letras de la palabra México, para hacerlas coleccionables y de paso aumentar la lealtad de los corredores.

Lo que no esperaban los organizadores fue que se generara una gran demanda por la colección de medallas, más que por correr el Maratón.

En 2015 se disparó la cantidad de corredores de chocolate y las medallas del MCM se empezaron a vender en plataformas digitales a partir de 2016.

La verdad es que la idea de coleccionar las medallas de finalista funcionó como un fertilizante para el crecimiento de los corredores de chocolate.

Lo que es un hecho es que la imagen de corredores de chocolate mexicanos es conocida en los principales maratones del mundo. Se trata de una «etiqueta» muy diferente a las etiquetas de la WA.

¿Qué hacer para restaurar la imagen de la comunidad corredora mexicana en el extranjero?

La verdad es que será una tarea bien difícil para quien llegue a la dirección del MCM. Si es que tiene la intención de hacerlo.

Pero lo que si es cierto es que para limpiar esa imagen se debe empezar por endurecer los controles para eliminar a los corredores de chocolate del MCM, y revisar muy seriamente si se quiere seguir con la idea de la colección sexenal de medallas.

El valor de la etiqueta del MCMEl calendario de Carreras de Etiqueta de la World Athletics (WA) incluye 16 carreras de Etiqueta Platino y 44 carreras de Etiqueta Oro para 2024.

Entre las carreras de Etiqueta Oro figura el Maratón de la Ciudad de México, que se ubica entre esas 60 carreras.

¿Qué significa que el Maratón de la Ciudad de México tenga una etiqueta de Oro?

Lo que se requiere para merecer la Etiqueta Oro, el evento debe cumplir con ciertos requisitos, entre los que están los pagos que indica la WA, que son adicionales a los gastos normales del maratón.

Un requisito es tener un cierto número de atletas de cada rama de nivel Oro en el evento, de acuerdo con la clasificación de la WA, pagando sus cuotas «por aparición» y sus gastos de viaje, incluidos los gastos de sus managers.

El segundo requisito es cubrir una cuota de 20 mil dólares por la etiqueta de oro, además de los porcentajes que la WA les cobra a los managers de los atletas por participar en el evento.

El tercer requisito es invitar a un número de delgados de la WA a viajar y ser parte del maratón, cubriendo sus gastos de viaje y las atenciones durante el evento.

Aparte de eso, la WA requiere que el evento sea transmitido por televisión, o al menos por redes sociales, y que se haga cierto número de pruebas antidopaje adicionales a las que se hacen sin la etiqueta.

¿Qué significa lo anterior? Significa que contar con una etiqueta de oro de la WA implica incurrir en gastos adicionales que pueden superar los 250 mil dólares.

Aquí surge la pregunta: ¿Qué beneficio le reporta el maratón hacer ese gasto?

Sin duda que contar con la etiqueta sirve para atraer los ingresos de los patrocinadores, en la medida que estos entiendan que hay 60 carreras de ese nivel en el mundo.

Dentro de este entorno, y aceptando que no es responsabilidad del MCM el desarrollo de los atletas, ¿Qué pasaría si una parte de lo que se invierte en la etiqueta se utilizara para ayudar a los corredores mexicanos a alcanzar el nivel requerido para volver a participar en el maratón olímpico?

El tema merece una revisión.

Nota: ningún varonil mexicano dio la marca necesaria para participar en el maratón olímpico de París 2024.

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