Ginebra, 15 abril 2024.- Expertos independientes* en derechos humanos afirmaron que el supuesto uso de inteligencia artificial (AI) contra objetivos en Gaza por parte del Ejército israelí se ha cobrado un «precio sin precedentes» en la vida de civiles y en el daño a las viviendas y servicios.

«Transcurridos seis meses de la actual ofensiva militar, en Gaza se han destruido porcentualmente más viviendas e infraestructuras civiles que en cualquier otro conflicto del que se tenga memoria», afirmaron los expertos, entre los que se encontraba Francesca Albanese, relatora especial sobre la situación de los derechos humanos en los Territorios Palestinos Ocupados desde 1967.

En una declaración, los expertos estimaron que entre el 60% y el 70% de todas las viviendas de Gaza, y hasta el 84% de las viviendas del norte de Gaza, habían quedado totalmente destruidas o parcialmente dañadas.

Destrucción sistemática y generalizada

Esta «destrucción sistemática y generalizada» constituye un crimen contra la humanidad, insistieron los expertos -que no forman parte del personal de la ONU y no reciben salario alguno por su trabajo- antes de señalar «numerosos crímenes de guerra y actos de genocidio«, denunciados por Albanese en su informe al Consejo de Derechos Humanos.

«Con los funcionarios públicos israelíes sumándose a los llamamientos para que los palestinos abandonen Gaza, para que (Israel) ‘recupere Gaza’ y vuelva a construir asentamientos, y el ostensible entusiasmo expresado por destacados ex funcionarios del gobierno estadounidense por las propiedades ‘frente a la playa de Gaza’, hay pocas dudas de que la intención de Israel va mucho más allá de los propósitos de derrota militar de Hamás«, sostuvieron los expertos.

Los daños en la Franja se estiman en 18.500 millones de dólares, el 97% de la economía total de Gaza y Cisjordania. Más del 70% de esta estimación corresponde a la reposición de viviendas, mientras que otro 19% es el coste de las infraestructuras civiles, incluidos el agua y el saneamiento, la electricidad y las carreteras.

«Las viviendas han desaparecido y, con ellas, los recuerdos, las esperanzas y las aspiraciones de los palestinos y su capacidad para hacer realidad otros derechos, como el derecho a la tierra, a la alimentación, al agua, al saneamiento, a la salud, a la seguridad y a la intimidad (especialmente de las mujeres y las niñas), a la educación, al desarrollo, a un medio ambiente sano y a la autodeterminación», afirmaron los expertos en derechos humanos.

Regreso al norte

En el interior de Gaza, durante el fin de semana, miles de personas intentaron regresar a sus hogares en el norte del enclave.

 

Imágenes procedentes de Gaza mostraban a personas de todas las edades agolpándose a lo largo de la carretera costera hacia el norte, la mayoría a pie, otras en carretas tiradas por burros.

Según las noticias, los tanques israelíes bloquearon la carretera, obligando a los palestinos a dar la vuelta.

Otros informes indicaban que los bombardeos israelíes continuaron el lunes en todo el enclave, y que el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza, también fue alcanzado, dejando cinco muertos y decenas de heridos.

Los últimos datos de las autoridades sanitarias de Gaza indican que más de 33.200 personas, la mayoría mujeres y niños, han muerto en el enclave desde el 7 de octubre, cuando se produjeron los ataques dirigidos por Hamás en Israel que se cobraron más de 1250 vidas y el secuestro de 250 rehenes.

Una panadería vital

En un acontecimiento relacionado, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU anunció el domingo que había ayudado a reanudar la producción de pan en la ciudad de Gaza, tras suministrar combustible y reparar las máquinas de hacer pan de una panadería.

Antes de que comenzaran los constantes bombardeos, la Franja de Gaza contaba con unas 140 panaderías industriales.

En un tuit en X, el PMA dijo que había entregado combustible a una panadería que había estado cerrada durante meses, contribuyendo a la desesperada situación humanitaria en el norte del enclave, donde los gazatíes han estado «en gran medida aislados» de la ayuda.

«El PMA seguirá proporcionando trigo cuatro y otros recursos para que pueda haber pan, pero esta cantidad sólo durará cuatro días», dijo la agencia de la ONU, en un nuevo llamamiento para «un acceso seguro, sostenido y ampliado para evitar la hambruna».

 

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