Israel Sánchez
Agencia Reforma
Ciudad de México 18 abril 2024.- La Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) saldará una deuda con su público este fin de semana al poder interpretar, por fin, la Sinfonía No. 8 de Gustav Mahler.
Martin Lebel, director titular del ensamble veracruzano, cuenta que la obra estaba incluida originalmente en la programación de 2020, misma que se vio interrumpida por la pandemia de Covid-19.
Luego, cuando comenzó a darse el paulatino regreso a las salas de concierto, la necesidad de mantener grupos reducidos no daba cabida a una producción de dimensiones tales que incluso es conocida como la «Sinfonía de los mil».
«Pero toda la orquesta y yo también hemos prometido que, cuando regresáramos a una vida normal, lo celebraríamos con esa sinfonía», comparte Lebel (París, 1964), enlazado vía telefónica.
«El público va a adorar la obra, es fantástica», confía el también pianista y violonchelista, listo ya para dirigirla este viernes y sábado en Tlaqná, Centro Cultural (Av. de las Culturas Veracruzanas 1, Colonia Emiliano Zapata, Xalapa, Veracruz), sede principal de la OSX.
Si bien dicha agrupación ya ha acometido antes la proeza de entonar la Octava de Mahler, lo cual sucedió en 2001, en el Palacio de Bellas Artes, de aquella alineación quedan pocos músicos, por lo que para la mayoría será la primera vez que lo hagan. Igual que para el propio Lebel.
«Las ocasiones para hacer la Octava no son muchas, no es como una sinfonía de Beethoven; la Quinta de Beethoven, por ejemplo, un director estándar la ha hecho muchas veces en su vida. Pero la Octava de Mahler nadie la hace muchas veces, es siempre un evento», destaca el director parisino, batuta principal de la OSX desde 2020.
¿Es por la cantidad de gente que se necesita?
La verdad es que también es por el presupuesto. Porque es caro organizar un proyecto con tantas personas. Entonces, es una cosa que no se puede hacer muchas veces, hay que pensarlo con mucha anticipación.
Y es que, lo remarca Lebel, se trata de «la obra de Mahler y de toda la música clásica que implica el mayor número de personas». De ahí lo de «Sinfonía de los mil», que es como la nombró el empresario Emil Gutmann -para disgusto de su autor- de cara a su estreno en Múnich, en septiembre de 1910.
«Jamás tuvo mil personas, pero fue por la publicidad de la primera vez que se tocó en Múnich, cuando se tocó con Mahler», precisa Lebel, aunque se ha difundido que el compositor austro-bohemio la dirigió al frente de 171 instrumentistas y 858 cantantes.
El enorme conjunto orquestal, con sus alientos multiplicados por cinco -cinco flautas, cinco clarinetes, cinco oboes, ilustra el director parisino-, incluye instrumentos inusuales como órgano, piano, celesta, armonio y hasta una mandolina.
Hay en total ocho solistas, cuatro hombres y cuatro mujeres, y también toda una serie de coros de adultos y niños, presentes en este caso gracias a la colaboración con el Coro de la Universidad Veracruzana (UV), la Camerata Coral de la Facultad de Música de la UV (FMUV), el Coro Femenino Wahine de la FMUV; el Coro Orfix, Voces Blancas ISMEV y el Coro Sinfónico BUAP CCU.
«Todo esto es realmente muy monumental», subraya Lebel, quien opina que Mahler bien pudo haber descrito este trabajo más como un oratorio que como una sinfonía.
«Es casi un oratorio porque coros y cantantes están presentes siempre, en todo», detalla el parisino. «El coro empieza ya desde el primer compás, y siempre se queda con la orquesta».
Cuenta el musicólogo austriaco Richard Specht que el compositor alguna vez le dijo: «¿Puedes imaginar una sinfonía que sea, de principio a fin, cantada?».
Y lo que se canta en la Octava, sinfonía con sólo dos movimientos, es la unión del himno latino medieval Veni creator spiritus (Ven, Espíritu Santo, creador) -«uno de los muy escasos himnos medievales en que se invoca directamente al Espíritu Santo como la fuerza que concede consuelo al hombre», de acuerdo con el académico Alberto Pérez-Amador Adam- con la escena final de la segunda parte de Fausto, de Goethe.
«Une la idea de la luz y la infusión del amor en el corazón, dictada en los versos medievales, con la idea de la salvación que otorga el amor de la Madre en el texto de Goethe», explica Pérez-Amador Adam en el programa del recital de la OSX.
Respecto a si se trata de una obra técnicamente compleja, Lebel comenta que para la orquesta hay momentos difíciles «como siempre, porque Mahler es muy exigente», pero que la dificultad principal está en coordinar a tanta gente.
«Es más una dificultad para el director. Es un reto, por supuesto es un reto», lo considera el titular de la OSX, refiriendo que la forma de conquistarlo es preparando la pieza por partes.
«Hay que realmente tener suficientes ensayos con coros, ensayos con los cantantes, con la orquesta. Y, después, ensayos de todos juntos. Es un poco como una ópera», equipara.
Esta multitudinaria celebración de la OSX tendrá lugar este viernes a las 20:00 horas, y el sábado, a las 19:00. El costo por boleto es de 105 pesos.
Para todos los gustos
La programación de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) para la primera mitad de este 2024 destaca por su variedad.
Lo mismo con compositores clásicos de la talla de Mozart, Tchaikovsky, Wagner y Debussy, y con valores nacionales como Carlos Chávez, Silvestre Revueltas y Gabriela Ortiz, que con un concierto con música de películas y hasta un tributo a Luis Miguel.
«Pienso que a veces las personas que van a venir por esto van a decir: ‘Qué bueno escuchar a esta orquesta, vamos a regresar por otras cosas tal vez un poco más clásicas’. Es una manera de atraer», afirma Lebel, responsable de idear dicha programación, que se nutre de los comentarios de un consejo técnico elegido por los propios músicos de la orquesta.
«Yo intento saber qué le gusta al público, y pienso realmente en que sea lo más versátil posible. Pero es difícil, es como un rompecabezas; tomas una pieza, y piensas: ‘Ah, pero es demasiado de música francesa, alemana o rusa’, etcétera. Es realmente un reto para el director preparar una programación».
Elegido para un segundo periodo como batuta principal de la OSX -después de que las restricciones por la contingencia sanitaria obstaculizaran el primero-, Lebel se dice feliz por la oportunidad de seguir, hasta diciembre de 2027, al frente de un ensamble que califica como excelente.
«Son músicos que tienen ganas de tocar, que tienen ganas de trabajar, que están motivados. Entonces, es un gran placer trabajar aquí, un gran placer, un gran honor», recalca el director parisino, concentrado particularmente en conseguir el regreso pleno de la audiencia a los recitales.
«Pienso que las personas se acostumbran a no venir; entonces, es difícil porque es una relación de costumbre, o no sé cómo decirlo. Pero las personas vienen todos los viernes, y si hay una interrupción tal vez después no regresan. Es complicado», admite.