Por Héctor Guerrero

El país, la realidad de México en rubros como empleo seguridad, educación y salud no es para nada alentadora, el gobierno es una madriguera de corruptos y en 5 años lo único que han hecho al país es daño.

 

Mucho de ese daño lo hemos comentado en este espacio y en muchos otros más, en fin, este sexenio pasará a la historia como uno de los periodos más violentos y terribles en la historia de México.

 

Que si los abrazos, que si el ejército anda de albañil, que los mandos civiles y militares, son corruptos, ineptos, cómplices, el adjetivo o razón que ustedes gusten, la violencia no hace más que aumentar, pero todos los días se nos dice que “todo es increíble y todo es genial”.

 

Entonces ¿Por qué en 5 años la estrategia de seguridad no ha servido para maldita la cosa?

 

Una respuesta simplificada es, que, en la presidencia, tenemos a un violentador, un buscapleitos que, cuando le sale otro de su tamaño, recula eso es un hecho y lo sabemos todos.

 

“Pleititos” López agrede busca siempre la confrontación, vía la agresión, la descalificación, aprovechando el poder que ostenta y simplemente no se mide.

 

Calderón, Salinas, García Luna, Ciro Gómez Leyva, Anaya, Televisa, Loret, los neoliberales, los conservadores, ustedes saben, la especialidad de la casa.

 

Hasta aquí todo parecería normal, pero quitando esa capa, viendo los pleitos de lavadero a los que le dedica tiempo todos los días, tenemos un presidente que le encanta, disfruta, goza, pelearse con las mujeres.

 

Estoy más que convencido que esa es la especialidad oculta, su gusto, estar denostando todo lo que tiene que ver con las mujeres, algo que podríamos definir como misoginia.

 

Y para muestra una botonería, desde llamar a las mujeres como “corazoncito”, hasta los ataques recientes a la periodista María Amparo Cassar.

 

Y sí, cuando llegó al poder puso a varias mujeres en su gabinete como una mascarada y tranquilizar al movimiento feminista, pero desde el inicio vimos que las tuvo siempre con las manos dobladas y ni siquiera de forma discrecional, de forma abierta, para hacer patente su mandato y si no, pues veamos a Olga Sánchez Cordero, la zacatecana Rocío Nahle, Graciela Márquez del INEGI, la propia Tatiana Clouthier, o Luisa María Alcalde de Segob, a quien se le dicta qué decir.

 

El portazo, el cierre del palacio al movimiento feminista, los ataques y descalificaciones a mujeres periodistas como Carmen Aristegui y la propia Azucena Uresti, que no solo fue forzada a renunciar,  de quien el presidente finge no saber su nombre, ejerciendo violencia de género.

 

Mujeres que han llegado alto en sus carreras políticas, por ejemplo los insultos y descalificaciones hacia Josefina Vázquez Mota, Margarita Zavala, Ruth Zavaleta, Rosario Robles  y que decir de Xóchitl Gálvez, a quien nunca le abrió las puertas del palacio, y a quien continúa denostando por ayudar a su bodoque.

 

Y no nos vayamos con la finta, el que hoy Claudia Sheinbaum sea la candidata oficial, no es por sus cualidades, por el hecho de ser mujer, para abrirles espacio, no, tristemente la puso ahí para poder manejarla a su antojo, con su consentimiento y, para que todos sepamos que él será siempre la mano que mece la cuna, si gana su calca. Un acto a todas luces que nada tiene que ver con apoyo a las causas femisnistas.

 

Que tal toda su ira contra la ministra Norma Piña, no tolera que una mujer tenga ese poder y no se le arrodille, incluso fanáticos del régimen se han manifestado violentamente afuera de la Corte, pidiendo la renuncia de la ministra.

 

O que tal la descalificación y falta de empatía hacia las madres buscadoras, al grado que también se peleó con Cecilia flores y puso a todos, incluyendo a su candidata, a atacar a activista social.

 

Lo de María Amparo, el último pleito conocido que tenga son una señora, ocupó a su compadre, el director de Pemex para atacar de forma baja y vil, no solo a una mujer, sino a una familia entera.

 

Y lo peor, el presidente se dice que él es la víctima de género.

 

“¿En todo lo que me dicen a mí no hay violación de género? ¿O el género es nada más femenino?”, dijo AMLO

 

También es cierto que la acusación se misoginia, se ha vuelto un recurso ya muy gastado, una moda que corre el riesgo de banalizar el asunto.

 

Nunca en la historia se había visto que un presidente de México fuera amonestado públicamente por incurrir en violencia en razón de género.

 

AMLO, especialista en señoras, pasará a la historia por sus dichos, ofensas y trato que le dio a las mujeres, el tiempo que ha dedicado a  ser omiso y agresor, en lugar de ponerse a trabajar..

 

Tenemos un presidente que su pasión, lo suyo, lo suyo, es pelearse con señoras.

 

Eso lo explica todo.

 

Tiempo al tiempo.

 

@hecguerrero

 

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