Paula Ruiz                                       

Agencia Reforma

Monterrey, NL, 15 diciembre 2024.- Prometió una celebración a la vida y genialidad del músico y compositor George Gershwin, a través de su espectáculo que combinó la música, la danza y el arte multimedia, pero Alondra de la Parra además transportó al público a un fascinante viaje a los vibrantes años 20.

 A propósito del centenario de «Rhapsody In Blue», la obra más célebre de Gershwin, la directora de orquesta «pintó» de azul el escenario del Showcenter Complex, donde anoche ofreció dos funciones de su espectáculo Gershwin, La Vida en Azul, a las 18:00 y 21:00 horas, dando fin a su breve travesía musical que llevó en exclusiva solo a la Ciudad de México, Puebla, Guadalajara y Mérida.

 Con batuta en mano, Alondra dirigió la Orquesta Filarmónica de las Américas, que ella fundó en 2004, para juntos hacer posible el majestuoso espectáculo.

 El legado del músico estadounidense que supo construir un puente entre el jazz y la música clásica, cobró vida gracias también al acompañamiento del pianista y compositor francés Thomas Enhco, la cantante Neïma Naouri, el bailarín estadounidense Robbie Fairchild y la bailarina mexicana Amelie Flores.

 El trabajo de multimedia fue pieza clave para llevar a la audiencia a ese viaje por el tiempo, que aterrizó en el Nueva York de los años 20, y así descubrir la obra artística del compositor estadounidense.

 Además de dirigir la orquesta, Alondra se puso el reto de ser la directora de escena y, por unos instantes, dejó la batuta para mostrarle al público su gracia para el baile, porque el show tuvo mucho de teatralidad.

 Quienes presenciaron las dos funciones de ayer en el recinto ubicado en Plaza Fiesta San Agustín, dieron fe de que La Vida en Azul no fue un musical ni un concierto tradicional, más bien, descubrieron la esencia de Gershwin a través de la música, la danza y el arte multimedia.

 En este tributo, Alondra, quien recientemente fue nombrada directora artística y titular de la Orquesta y Coro Regional de Madrid, brindó una experiencia inolvidable al incluir en el programa «Slap That Bass» y «They Can’t Take That Away From Me», que fueron parte de la película musical Shall We Dance, de 1937.

 Así como también «Someone To Watch Over Me», del musical Oh, Kay! (1926); «Our Love Is Here To Stay» de la película The Goldwyn Follies (1938).

 Para la recta final del espectáculo, cinco niños se unieron al ensamble para cantar y bailar tap junto a Fairchild, provocando en el público una inesperada sorpresa que los dejó gratamente emocionados.

 Arquitecta de espectáculos como Travieso Carmesí, donde tuvo como invitadas a Natalia Lafourcade, Ely Guerra y Denise Gutiérrez; The Silence of Sound, en el que contó con la genialidad de Gabriela Muñoz, y Olé, que realizó en complicidad con Eugenia León, Buika y Pitingo, Alondra una vez más se ganó las palmas del público regiomontano durante la culminación del viaje de hora y media de Gershwin, La Vida en Azul.

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